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repentina de estrellas, las propiedades de las galaxias, la energía, hasta ahora  inexplicada, de los misteriosos quasares; y, aunando todos los cabos, la evolución misma del universo.

Como ejemplos específicos de investigaciones llevadas a cabo en este mes de octubre, se puede mencionar las variaciones temporales en el quasar 0957/561, los chorros de radioenergía de Taurus A, la fuente radial compacta en el centro de nuestra galaxia, el planeta Urano, la estructura y el movimiento del así-llamado viento solar cerca del Sol, observación radial sincronizada con observaciones ópticas y ultravioletas llevadas a cabo en otros observatorios de los eclipses del sistema binario de estrellas AR Lacerta, búsqueda de desvíos gravitacionales.

Hablando de desvíos gravitacionales, a veces, se ve en el cielo radioastronómico objetos que no existen, o por lo menos que no existen donde se los ve. Tal anomalía se debe a que las radiaciones emitidas por el objeto verdadero en su lugar verdadero pasan, en su flujo hacia la Tierra, cerca de otro objeto cósmico, con un campo de gravedad tan fuerte que desvía las radiaciones del primer objeto de su curso derecho, y el objeto parece encontrarse en una dirección donde no está. Así, por ejemplo, una galaxia desviando las radiaciones de otro cuerpo celestial podría causar un llamado desvío gravitacional.

Incidentalmente, aprendimos varias cositas con referencia a este rinconcito del universo. No las cosas comunes relacionadas con nuestro sistema solar, sus planetas y sus satélites, sino cosas relacionadas con nuestra galaxia.

*** Nuestra estrella, el Sol, está ubicada en el reborde interno de uno de los brazos de nuestra galaxia, a aproximadamente 30.000 años-luz del centro de la galaxia.

*** Nuestra galaxia tiene sus galaxias satélites; conocíamos la existencia de las llamadas nubes magallánicas, la grande y la chica, pero no sabíamos que son dos galaxias satélites de nuestra galaxia.

*** Y finalmente, parece muy posible que, en el centro mismo de nuestra galaxia, se encuentre uno de los terribles, incomprensibles, hoyos negros, con una gravedad tal que ni la luz puede escapar de ellos, tragándose estrellas de nuestra galaxia. Es justamente este fenómeno el objeto de la investigación mencionada más arriba como observación de la fuente radial compacta en el centro de nuestra galaxia.

Hablando de hoyos negros, realmente no nos entra en la cabeza cómo un lugar donde hay materia tan compacta como se dice, puede ser un vacío, un hoyo. Así que, para nuestra sanidad, nos permitimos concebir que hoyos negros no existen en el cosmos, que el único hoyo negro que existe está en el cráneo de quien inventó tal imagen. Y, para nuestra sanidad, nos permitimos concebir esos misteriosos, quizás aterradores, lugares del cosmos, con la fuerza de gravedad que se aduce, como glutones negros, o glotones negros, o - para combinar la >>>>>>>>