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Con todo, nos dimos el tiempo para visitar el palacio de los gobernadores; se entiende que de los gobernadores mexicanos cuando esto era todavía México.

Es este palacio el edificio público europeo de lejos el más antiguo de Vespuccia - mejor dicho, es más antiguo que Vespuccia; existía ya mucho antes de que Vespuccia existiera, antes de que las colonias que irían a formar el principio de Vespuccia existieran. Fue construido, o por lo menos empezado, en 1610. Naturalmente que, hoy, ya no tiene exactamente la misma apariencia que entonces: entre otras cosas, se le cortó un pedazo para dar paso a una calle. De todos modos, sus paredes de adobe tienen hasta 1,8 metro de espesor.

Un aspecto de Santa Fe que notamos desde el primer momento pero que recién ahora se nos ocurre mencionar, es la tremenda cantidad de patrulleros de la policía; no se puede estar en la calle sin ver tres o cuatro de éstos.

Otro aspecto de Santa Fe, éste lo descubrimos de a poco, es que parece ser una ciudad de artistas - dando a esta palabra toda la amplitud de sus significados, o sea desde artistas verdaderos, pasando por diletantes, hasta puros vagos.

Hoy, vimos otro mensaje dirigido a quien corresponda, que nos hizo pensar en nuestro propio futuro: US out of El Salvador.

Con todo lo hecho, pasaremos una tercera noche en el mismito sitio un poco fuera de la ciudad; y ya sabemos lo increíble, o sea que, mañana, tampoco viajaremos: mañana, nos quedaremos otro día más en Santa Fe, y nos está esperando un trabajo loco para lograr hacer lo que tenemos que hacer antes de pasado mañana por la mañana, cuando, por fin, Dios mediante, seguiremos viaje.

Ultima anotación para hoy: se está aproximando el fin de mes, estamos al 21 de octubre, y se está acrecentando la campaña de cautela advirtiendo a los niños que, cuando se dediquen a su chantaje de Hallowe'en, no coman en seguida lo que recibirán sino que lo hagan revisar primero por sus padres para asegurarse de que las golosinas no tienen vidrio molido, veneno, u otras cosas por el estilo.

También se escucha más y más propaganda para Navidad.

Ah, una última-última anotación para hoy.

Entre ayer y hoy, vimos, al azar de nuestras idas y venidas, tres o cuatro murales del poderoso tipo mexicano, todos, en paredes sin ninguna importancia, más bien como una expresión irresistible del instinto natural del artista que como un deseo de ostentación - a veces, o en partes, más esbozos que obras terminadas, pero, a pesar de ello o más probablemente gracias a ello, muy agradables a la vista, y comunicativos.



A la espera de los de Siqueiros y otros