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Y también aprendimos que Caballo Loco, aquel del Little Big Horn, uno de los más legendarios jefes sioux y del cual no se tiene ningún retrato, parece que tenía cabello sorprendentemente claro por ser un "indio", y tez también sorprendentemente clara por ser un "indio"; y que, cuando niño, hasta tenía cabello ondulado; y para aumentar el misterio, no se sabe dónde está enterrado.

Los Sioux son famosos como los indios-de-los-llanos de Vespuccia y como cazadores de búfalos, pero su génesis no deja de sorprender; hasta se podría decir que, tal como se los conoce, son solamente un producto indirecto de la invasión europea de América.

Resulta que, originalmente, los Sioux no tenían sus tierras ancestrales donde luego se hicieron famosos; originalmente, los Sioux eran un pueblo de la vecindad occidental de los Grandes Lagos; un pueblo, con subdivisiones administrativas, empero culturalmente homogéneo; y con su economía, no andariega como luego en las planicies, las pampas, sino bastante sedentaria.

No se conoce el nombre que se daban a sí mismos en aquel entonces; se conoce el nombre que les daban sus vecinos, los Chipehuas, de otra rama de idiomas, la algonquina: Naduvesiu, Nadovesiu, algo así. Naturalmente que, como no podría haber sido de otra manera, con un significado despectivo; de víbora, enemigo. Es este nombre, acortado a su última sílaba y ortografiado a su manera por los Franceses, que pasó a ser su nombre corriente si no correcto.

De manera que tenemos una nación famosa, hasta inspiradora de películas, de la cual no se conoce el nombre autóctono, conocida solamente por la última sílaba de una palabra de desdén en el idioma extranjero de sus enemigos, los Chipehuas, palabra de desdén captada y transmitida al mundo y a la posteridad por otra gente extranjera, los Franceses.

Al respecto, hay que tener presente que, en la versión francesa Sioux, la "x" no es parte del sonido original, ni siquiera es parte del sonido francés, es sólo una de las tantas letras mudas veneradas en francés escrito pero ignoradas en francés hablado. De manera que, en castellano, en vez de intentar malabarismos linguales, podemos tranquilamente escribir un Siu, varios Sius.

En el siglo XVII, les tocó a los Sius cambiar de destino.

Es cuando sus enemigos, de la rama algonquina de pueblos, recibieron, por trueque de pieles, armas de fuego de los Franceses, y con ellas, que los Sius todavía no tenían, hostigaron a los Sius tanto que gran parte de éstos empezó a emigrar hacia el oeste, de manera que, eventualmente, el pueblo siu se desparramó y se dividió en tres grupos: un grupo, habiendo logrado quedarse en la tierra original, otro grupo, habiendo echado raíces más al oeste, y un tercer grupo, habiendo llegado todavía más al oeste, a esta zona donde nosotros estamos ahora; este último grupo, habiéndose arraigado aquí ya en 1750 - o recién en 1750, según como se mire la cosa - y habiéndose adaptado a una economía de caza de búfalos.