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Si pudiéramos agarrar a un botanista, le preguntaríamos:

  1. ¿Por qué, en un caso, referirse a hojas, y no, en el otro caso, a agujas - que parece ser el equivalente de hojas?

  2. ¿Por qué, en un caso, referirse a conos, y no, en el otro caso, a algún fruto - que parece ser el equivalente de cono?

  3. ¿Por qué no, simplemente, árboles "de hojas" y árboles "de agujas", o, para la gente distinguida, follíferos, o folióferos, y agujíferos?

  4. ¿Por qué referirse a hojas "caedizas" como si las agujas no fuesen caedizas también, aun cuando en otro régimen?

  5. ¿Por qué limitar la noción de "caedizas" a la caída total en pocas semanas para el invierno, excluyendo la caída pareja todo el año?

  6. ¿Y por qué no, entonces, dentro de este marco de inocente simplicidad, una subdivisión - solamente cuando necesaria - de follíferos taquicadentes, o sea de hojas de caída rápida, como sería un cerezo, y de follíferos bradicadentes, o sea de hojas de caída lenta, como sería un eucalipto?

De manera que los bosques que vemos son de follíferos y de agujíferos - que no nos molestaría abreviar en agúferos; y si bien estos follíferos son taquicadentes, no lo mencionamos porque no nos parece pertinente en este caso.

Todo cuanto, tenemos que confesar, no es ninguna novedad, porque es así que el idioma checo define la cosa: listnaté-follíferos; jehličnaté-agujíferos.

Seguimos en la reserva shaién, y siguen los bosques no más. ¿Podría ser el fin de la aridez?

Por lo pronto, vemos que, con oportunidades ambientales iguales, si no fuera por los carteles marcando la reserva y por la cara de la gente, uno no se daría cuenta de que está en una reserva.

Ah, pero aquí llegó la contestación a nuestra curiosidad: desaparecieron abruptamente los bosques.  Otra vez, la aridez hasta donde alcanza la vista.

Al mismo tiempo, estamos en una topografía que no hemos visto hasta ahora: una peneplanicie con, por todos los lados, centenares de pequeños montículos que ni siquiera alcanzan a lomas; bastante parecido a un mar tumultuoso fijado en piedra.  ¿Médanos bajo un manto común de capa externa?

Del camino segundario donde estábamos, nos desviamos por un angosto camino de tierra - pero con sus dos huellas, más lisas que muchos trechos de la carretera de asfalto anterior. Estamos cruzando por el corazón de las tierras de adentro de Montana.  Algunas tierras están alambradas, pero la mayoría es campo abierto.

Estamos recorriendo la segunda curva de nuestra gran S acostada por el centro del oeste de Vespuccia.