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Hacia el norte.

La topografía ha cambiado sorprendentemente; se ha vuelto una infinita planicie, muy perezosamente ondulada. Ahora sí, esto corresponde a la denominación Wyoming. Con todo, lejísimo a nuestra derecha hacia adelante, se adivina, más que se ve, la presencia de una cadena de lo que parece ser altas montañas.

Hemos llegado al pueblo de Farzon; más bien un paraje que un pueblo. Aquí, nos encontramos con otro vestigio de las huellas de invasión.

Pero este vestigio, mucho más importante que el vestigio en la vecindad de Rock Springs, y ubicado en otras huellas: este sitio se encuentra directamente en el embudo de invasión que venía del este por Nebraska y pasaba por Wyoming hacia el oeste. Antes de Nebraska, las huellas convergían, de varios orígenes, una hacia las otras, y aquí, en el oeste de Wyoming, se separaban otra vez, en varias direcciones. Por este sitio de Farzon, pasaban todavía todas las huellas del embudo salvo una: pasaba por aquí la huella de aquellos que se dirigían a Alta California, de los Mormones en dirección a Utah, y del servicio de estafeta a caballo llamado Pony Express. La única huella que ya se había separado del embudo común y no pasaba por Farzon era la que llevaba a Oregon - en el amplio sentido de este topónimo en aquel entonces - demasiado al norte para una huella por aquí; esta última huella, la cruzaremos dentro de un rato, cuando sigamos camino hacia el norte.

Todas estas mismas huellas las encontraremos otra vez, en Nebraska, cuando bajemos por allí, si Dios quiere, hacia el sur.

Está por anochecer. Divisamos un tipo de antílopes, quizás podríamos llamarlos, más ampliamente, antilópidos, un grupo, de una docena, y un grupo, acaso de cuatro docenas. Nos detuvimos para observarlos. Resultaron muy ariscos.

Ya que estamos parados, nos vamos a quedar aquí no más para la noche, probablemente a mitad de camino entre las huellas recién cruzadas y la huella que llevaba a Oregon, por cruzar.

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Al poco tiempo de echar a andar, efectivamente nos cruzamos con la rama lateral, hacia Oregon, de la salida del embudo de los invasores en carretas y bueyes.

Inclusive, el lugar está marcado por una piedra conmemorativa cantando la gloria de los "heroicos pioneros creando una nueva nación"; lo que, naturalmente, es para morirse de risa porque dichos descarados ladrones en hordas tenían como única preocupación en la cabeza elegir y robar un pedazo de >>>>>>>>