español english français česky

Ahá. Es que el sur del estado de Idaho, donde estamos ahora, tiene la misma hora que el estado de Montana, y el norte de Idaho, que visitamos anteriormente, tiene la misma hora que el estado de Washington.  Pobres Idahoenses.

Volveremos a Montana cuando lleguemos a la segunda curva de nuestra S acostada.

Cambió la topografía; la llanura se ensanchó a punto de empujar las sierras a nuestra izquierda prácticamente fuera de vista.

Impera, sigue imperando, la aridez, a veces con cultivos a fuerza de riego. Se ve colmenares bastante seguido.

Estamos cruzando una reserva, pero, esta vez, no paraborigen sino científica; aquí, hacen experimentos con reactores nucleares, en particular criadores de materiales fisibles en base a materiales no fisibles; nuestro detector no indica radiaciones abnormales; las instalaciones están aisladas literalmente como una isla en el medio de la inmensa planicie pelada.

Nuestra próxima meta es una zona de antigua actividad volcánica que la propaganda turística llama los Cráteres de la Luna.  Vamos a ver qué es.

En camino, un curioso caso de zonas de vegetación. Recién vimos, en las laderas de unos cerros en hilera, una franja boscosa, dejando la franja superior descubierta - lo que no es sino lo común - pero dejando también la franja inferior de las laderas totalmente pelada.

Hay dos otras cosas notables, o por lo menos mencionables, en esta zona.

Una cosa, que el pueblo de Arco, que acabamos de cruzar, fue el primero en recibir electricidad de una fuente de energía nuclear - por lo menos, según reza un cartel aclaratorio - primero, en el "mundo libre", entiéndase no comunista; por lo que se puede deducir por simple lógica que Rusia fue la primera en utilizar energía nuclear para producir electricidad de consumo público.

Otra cosa, que, por aquí, hay un río que se pierde en los intersticios de la lava de esta zona volcánica, y nadie sabe a ciencia cierta dónde reaparece, si es que reaparece.

Visitamos los así-llamados Cráteres de la Luna.

No hay cráteres - ni terrestres ni selenitas. Pero lo que importa es el impacto en la imaginación popular y no la exactitud de un nombre, ¿no cierto?

Todo lo que hay surgió de las entrañas de la Tierra por una gran fisura pero nunca llegó a construir un volcán con su cráter.  Hay, sí, conos de eyección >>>>>>>>