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Próximo paso, otro parque nacional, otro parque obnubilado por el fenómeno ventisqueril, a punto de llamarse, simplemente, Ventisquero.

Parque Nacional Ventisquero. Glacier National Park - pronunciado Gléishr, sin dejarse convencer o engañar por la pronunciación original francesa Glacié ... ¿Por qué inglés y francés se empecinan en escribir como no pronuncian? Pero no vemos por qué se llama así, porque de hielo, ni una chispita vemos.

Lo que sí vimos, fue un monumental ejemplo del analfabetismo francófono en la moda del bilingüismo; en el gran cartel oficial, de perfecta hechura para una existencia de larga duración, indicando en francés el "limit" en vez del correcto "limite" del área.

Pueblo de Revelstoke. Aquí, estamos por apartarnos de la carretera trans-Canadá, por doblar hacia el sur; por fin, otra vez, por rutas más íntimas. Pronto dejaremos este vastísimo país para siempre.

Hacia el sur, pues; efectivamente, por una ruta más íntima.

Haciéndolo, nos reencontramos en compañía de un viejo conocido nuestro, el río Columbia, a lo largo del cual nos movimos varios días en su otra punta, cerca de su estuario, entre los estados de Oregon y Washington; y ahora lo tenemos a la izquierda de nuestra carretera; se presenta demasiado ancho y opulento, tan cerca de sus fuentes; será probablemente por alguno de los muchos diques que le cortan el paso.

Llueve.  Como cada lluvia en Canadá y en Vespuccia, ésta trae automáticamente una situación enojosa y un peligro público, a saber la ducha enceguecedora de agua sucia furiosamente disparada contra nuestro parabrisa por cada uno y todos los camiones que viajan en sentido opuesto; no solamente es enojosa la falta de consideración sino que es sumamente peligrosa, por la completa falta de visibilidad resultante; uno se pregunta dónde están los poderes públicos responsables, especialmente aquellos que, por una parte, quieren imponer, e imponen, el uso de los cinturones de seguridad, aun cuando éstos no son necesarios para la seguridad de terceros, y, por otra parte, se despreocupan por completo de un auténtico peligro público, como éste de las duchas enceguecedoras, impuesto a terceros inocentes. ¿Cuándo enfrentarán los poderes públicos su responsabilidad y les pondrán polleritas a aquellos camiones descarados? Este era otro de aquellos temas surgidos ya a principio de esta Expedición, pero no tratados en su oportunidad por falta de tiempo.

Vamos a ver cómo será este punto en otros países. Vamos a ver cómo serán muchas cosas, comparativamente, en otros países. Es recién después de comparar las varias posibilidades de un mismo tema que cada posibilidad adquirirá su valor verdadero. Ya falta menos para entrar a México, y entonces probablemente será realmente otro mundo.