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encuentra en un cambio de zona horaria; pero más importantemente que todo lo anterior, tiene un trecho de ferrocarril dos veces famoso, por un interés de historia, y por un interés de ingenio.

En los primeros días de existencia del territorio, o de la posesión, o cómo se quiera expresar la voz inglesa de dominion, de Canadá, la preocupación principal de éste era protegerse contra el imperialismo de los Vespuccianos, los que buscaban agarrar todo cuanto podían, dónde podían y cómo podían.

Una de las medidas tomadas con tal propósito de defensa contra el Manifest Destiny, fue la construcción de un ferrocarril a lo largo de la frontera con Vespuccia para unir todo Canadá, del Atlántico hacia el oeste en una sola entidad. Y así se hizo a lo largo de miles de kilómetros; salvo que aquí, en esta cresta de la Cordillera Rocosa, se presentó lo que, primero, pareció ser una imposibilidad, por lo escabroso del terreno - naturalmente, se podría haber utilizado un paso de las Rocosas más accesible, 200 kilómetros más al norte, pero hubiese sido demasiado lejos de la frontera con Vespuccia para crear una barrera eficiente contra sus intenciones expansionistas.

Así que, de una manera u otra, aquí - en el Kicking Horse Pass, o sea en este portezuelo del Caballo Pateador, como se lo llama - en contra de todas las dificultades, tenía que pasar el ferrocarril. Y no hubo otra manera que aceptar una vía con una pendiente de 4,5/oo, o sea con el tremendo desnivel de 4,5 metros verticales por cada 100 metros horizontales, más del doble de lo permitido por ley en las construcciones ferroviarias; de tal manera, inclusive, que hubo que cambiar la ley para este trecho, en el interés nacional.

Y por la duda, como dispositivo de seguridad para salvar trenes fuera de control, se construyó tres ramales de escape, subiendo por laderas en sinclinal con las laderas de circulación; lo que no evitó que muchos trenes se estrellaran, con las consiguientes pérdidas de propiedad y de vidas - pero la conexión protectora contra el expansionismo vespucciano estaba emplazada.

Hasta aquí, el interés de historia, y de atrevimiento. Incidentalmente, los ramales de escape y frenada de los trenes no eran otro principio que aquellos ramales de escape y contención para camiones fuera de control que vimos en una carretera de Washington, o de Oregon, no nos acordamos bien dónde.

Naturalmente, en tales circunstancias, era impensable seguir con semejante acto de acrobacia y, eventualmente, hubo que buscar otra solución. He aquí el interés de ingenio.  Ingenio importado de Suiza.

La necesidad de repartir el desnivel sobre una mayor longitud de rieles, o sea de alargar la distancia recorrida por los rieles entre los dos mismos puntos, máximo y mínimo, de altitud, para así disminuir la gradiente, también era una >>>>>>>>