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noche que la humanidad puede descubrir las bellezas visuales y científicas del firmamente nocturno, y que nosotros tenemos la protección de la invisibilidad.

En Dawson Creek, también tuvimos una novedad; una entrevista - ya no con un diario o en la radio sino en la televisión.

Otra vez, mientras estábamos nosotros el objeto de una entrevista, descubrimos nosotros otro aspecto del mundo alrededor de nosotros.

Ya en las expresiones periodísticas de la radiodifusión y de los diarios, habíamos quedado sorprendidos, hasta incrédulos que sea posible, ante la manera cómo, salvo en un par de honrosas excepciones, desvirtúan o tuercen la realidad, ya sea porque no se dan la pena de entenderla, ya sea por razones extrínsecas de espacio o de tiempo disponibles; pero, en la televisión, fue el colmo.

No sabemos cómo otras emisoras televisivas manejarían el caso, pero aquí se pasaron, sin escatimar, tres horas, por lo menos tres horas, tirando más a cuatro horas, preparando algo que salió como - ¿cuánto - 15 minutos, 5 minutos, dos minutos? - no, todo un minuto de 60 segundos, de gloriosos 60 segundos de información vespertina; y el resultado de fondo fue tal que ni nosotros entendimos mucho de qué se trataba.

Pero, sí, descubrimos - de boca de uno de los redactores - la necesidad imperiosa, en la expresión televisiva, más todavía que en cualquier otra expresión, de tomar en cuenta la efimeridad de la atención media del insecto humano: "Sí, señor; uno se queda más de 5 segundos en una idea o una imagen, y ya pierde la atención del televidente". Por pura curiosidad, nos gustaría tener dos o tres entrevistas de televisión más, como estudio comparativo.

De todos modos, armados con estos datos, y no convencidos por el uso dado a los 60 segundos por los genios de la estación - ya que 60 segundos tiene que ser, en un noticiero - nos confeccionamos, de pura curiosidad, un texto informativo acompañado de sus visuales pertinentes, todo de exactamente 60 segundos, comprimiendo dentro del texto por lo menos diez veces más información que la propalada en la noticia. Y, al día siguiente, fuimos a la estación para mostrarles nuestra estructuración, presentándoles el caso como que queríamos ver si habíamos entendido bien el principio de expresión televisiva; al redactor principal le pareció tan buena la idea que dijo que nos la guardáramos para ofrecerla como base de una noticia en posibles casos futuros similares.

Mientras tanto, pasamos otra vez a Alberta, y otra vez cambiamos de zona horaria. Cuántas veces cambiamos ya de zona horaria sería difícil de calcular - quizás algún día lo hagamos.

La zona por donde viajamos en dirección al pueblo de Grande Prairie es eminentemente agraria, aparentemente rica y pujante; y, sin duda, con sus leves ondulaciones, muy agradable a la vista - en general my reminiscente de >>>>>>>>