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El anticipado, fue el reencuentro con las estrellas: esta noche, si bien no hubo oscuridad total, ya oscureció suficientemente como para que aparecieran las mayores estrellas; se podría considerar esta noche como el fin de nuestro contacto permanente con la luz las 24 horas del día - ¿A ver cuánto fue? Un poco más de tres meses, unos cien días.

El totalmente inesperado, fue el reencuentro con las lúminas circumpolares; fue una sorpresa pasmosa. Quizás nos sorprendió tanto porque fue un despliegue como todavía no habíamos visto: había lúminas, desde una hasta seis u ocho a la vez, desparramadas por el cielo, siempre cambiando de intensidad luminosa y de formas, bastante rápidamente, la mayoría, del tipo en cortinado. Ahora, por lo menos, sabemos que estuvimos mirando partículas de viento solar cayendo en espiral alrededor de las líneas del campo magnético terrestre.

En realidad, no tendríamos que habernos sorprendido tanto; al contrario, tendríamos que haber anticipado la posibilidad de este reencuentro si hubiésemos asimilado de verdad lo que aprendimos oportunamente en cuanto a lúminas circumpolares.

Naturalmente, se veía la luminiscencia del Sol detrás del horizonte; probablemente, de haber sido un poco más obscuro el cielo, el despliegue de cortinados celestiales hubiese sido todavía más impresionante. Vamos a ver qué pasa la noche venidera.

Lamentablemente, opiniones encontradas en cuanto al pescado ahumado. Božka, con su pico refinado, no lo encuentra muy atractivo; a Karel, le gusta mucho; el pescado tiene sabor indudable sin la ayuda de sal, nitratos, nitritos u otras porquerías; además, siendo deshidratado, aun comiendo una pequeña cantidad solamente, uno no tiene duda de que comió algo.

Estamos pasando, de vuelta, por Fort Providence.

Estamos cruzando, de vuelta, el río Mackenzie saliendo del Great Slave Lake.

Alcanzamos el empalme donde dobláramos, ya hace tantas semanas, en dirección al norte - sabíamos que hacia Yellowknife, pero ni cruzar la mente nos hubiese podido que hacia el estrecho entre Ellesmere y Kalaalit Nunaat, y tantas otras cosas, también. De aquí en adelante, estamos otra vez en caminos nuevos para nosotros. Nuestra próxima meta es nuestro Dawson Creek, en Colombia Británica, pero desde la provincia de Alberta, que no conocemos.

La topografía y la vegetación van cambiando.

Bajamos una pequeña pendiente, no gran cosa, pero la primera en mucho tiempo.

Los coníferos tienden a elevarse cada vez más, después de los raquíticos, alrededor de Yellowknife.