español english français česky

primoroso, qué amoroso", pero, para nosotros, fue "qué interesante". Qué interesante fue la unidad y disciplina de esta familia; la pata, en agua abierta, vigilando los alrededores con ojo, si nos podemos permitir, de águila; los patitos, agrupados más cerca de los juncos, por la duda; y cuando la duda se materializó, en este caso, un viento fuerte que los podría haber arrastrado, todos se anidaron entre los juncos. Después de un rato, sin señal visible para nosotros, madre y prole se alejaron a otra parte de la laguna; esta madre no necesita guarderías infantiles para ir a trabajar, se ocupa ella misma de la educación de sus hijos, y no tiene problemas de drogas juveniles.



Y flores también había

Y, milagro de milagros, no había ni mosquitos, ni mosquitas, ni tábanos, todo un descubrimiento.

Mientras tanto, nuestro detector de radioactividad indica niveles a menudo cuatro o cinco veces más fuertes que el fondo natural, pero nada más alarmante que lo que vimos en Arizona, Nuevo México, Nevada.  ¿El satélite ruso?

A unos 50 kilómetros de Yellowknife, estamos estratégicamente posicionados para la noche en una cantera ampliamente abierta y ventosa para tratar de evitar los mosquitos; y mosquitos no hay, solamente una colonia de tábanos, y éstos no nos molestan salvo con el zumbido.

Mañana tempranito estaremos en Yellowknife.  ¿Qué nos espera?

. .
*

Esta mañana, descubrimos que todavía tenemos que perfeccionarnos en la ciencia, o quizás sea el arte, de la mosquitología; pensábamos que, donde no hay mosquitos de tarde, de tardecita y de noche, no los habrá al amanecer; esta mañana, recibimos una tumultuosa denegación de la susodicha teoría. Como teníamos que lavarnos y prepararnos para Yellowknife, lo que era imposible hacer por los mosquitos, nos encontramos trabados, sin otro remedio que esperar; y así descubrimos que la mosquitología es solamente parte de la materia, mucho más amplia, de la insectología en general o, para utilizar la palabra más común con mismo sentido, entomología; descubrimos que, un par de horas más tarde, los mosquitos desaparecieron pero en su lugar aparecieron otra vez tábanos; así que parecería que cada tipo de insectos tiene su horario de turno; pero, a esta altura de las cosas, nos damos cuenta de las complejidades y profundidades del arte de la entomología, y no venturamos más aseveraciones sin pruebas.

De todos modos, por más ilustrativo que fue este atraso, atraso es, y no sabemos cómo nos resultará lo que nos queda del día, en Yellowknife.