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gasolina en gas, sin preocuparse, sin siquiera percatarse, de que así se pasa del concepto de nafta al concepto de gas. Y - nos preguntamos - ¿cómo se las arreglarían los sesos anglos si tuvieran que referirse a vehículos, o motores, que funcionan realmente a gas. Probablemente inventando un anti-concepto de igual calibre.

Caribúcross - para dejarse de confusiones - tiene, a la vez, una proporción elevada de cabinas de troncos y también casas de las de papel de alquitrán. Así que se puede ver, lado a lado, la solidez, la durabilidad, la protección, la intimidad, de las cuales disfruta la gente atrasada que todavía vive en las cabinas de troncos, y la precariedad, la endeblez, la superficialidad, que distinguen a aquellos que están brillantemente a la vanguardia del modernismo alquitranado.

Por otra parte, Carcross no quiso ser menos que Whitehorse o que Dawson City, y también tiene su barco fluvial de rueda de paletas, de la época de la corrida del oro.

Un kilómetro o dos después del pueblo, hay lo que la propaganda turística presenta como el desierto más pequeño de la Tierra. Se trata de una extensión de arena de unos 400 metros por 200 a 300 metros, y de una extensión igual, adicional, de arena y árboles. El interés del caso es la pregunta de qué superficie mínima de arena se merece el nombre de desierto. Y habría otras preguntas conceptuales.

Después de tanto derroche de bellezas en los días y semanas pasados, la carretera, las leves ondulaciones y los bosques de coníferos, se han vuelto, comparativamente hablando, mediocres.

Nuestro día en Whitehorse fue atareadísimo a la segunda o tercera potencia. Quizás valga la pena detallar lo hecho: hacer arreglar el marcador de nafta que se había descompuesto, hacer revelar seis rollos de fotografías - y no todos a la vez sino en tres tandas sucesivas, para minimizar el peligro de algún problema generalizado - ir a discutir al correo por una encomienda que teníamos que haber recibido durante nuestra primera estadía y que todavía no había aparecido, ir a discutir a la aduana por la misma razón, mandar correspondencia, hacer compras en un negocio, otro negocio, otro negocio, otro negocio, lavar ropa, ir a la biblioteca, comprar nafta; y aunque nos olvidemos de algo, lo dicho basta.

Finalmente, salimos de Whitehorse para pasar la noche donde pernoctamos las noches antes del taller, y aquí estamos.

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Viajando hacia Watson Lake. Es la primera vez que recorremos este trecho de la carretera alaskana, ya que fue en Watson Lake que nos desviamos de ella, en nuestro camino hacia el norte.