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  * ¡Ah, pero las acciones  volitivas!  Los únicos límites en elevación - o en
caída - social por este medio estaban dados por ostentación y contra-ostentación de riqueza; más exactamente, de generosidad - o la falta de ostentación y contra-ostentación de generosidad; estaban dados por desafíos a golpe de suntuosidad.

    Los desafíos a golpe de suntuosidad se concretaban a todos los niveles de la sociedad, y en todas circunstancias. Se concretaban entre los más bajos entre sí, entre los más altos entre sí, entre linajes, aun entre potentados de comunidades vecinas; se concretaban en la incesante entrega de pequeños regalos por cualquier pretexto de la vida diaria, se concretaban en tremendas fiestas con tremendos regalos para todos los presentes en estricta gradación con la clase social de cada uno, fiestas que necesitaban meses y años para preparar, los famosos patshatles - patlaches - potlaches, las fiestas de dádivas - a ver quién logrará ... no, recibir más, sino regalar más, y así subir en escala social.

    Y cuando los desafiadores - se supone que los más ricos - alcanzaban más riquezas de lo que podían físicamente regalar durante sus potlaches, recurrían a la quema en grandes fogatas de las riquezas indistribuibles, como máxima demostración de su munificencia, para guardar, o mejorar, su clase social individual.

Los Kuakiutles eran los más famosos por sus patshatles, y es el idioma de los Nutkas que proveyó la palabra.

A embarcar. Nada de embarque tipo Labrador, con grúa y preocupación. Rodando no más.


              En el transbordador

 

 

 

 

 

 

 

 

 


                                               Desde Skagway         

Estamos en Skagway. Skagway no es una palabra inglesa como se podría pensar por su terminación en way; sino que es una palabra paraborigen tlinguit, que significa Morada de los Vientos del Norte.

Skagway es otro Dawson City, subsistiendo solamente como atracción histórica para turistas, salvo que más cuidado y con un poco más de vida que Dawson City.

En toda la literatura que se refiere a la fiebre del oro de 1898, se asocia de manera inevitable el pueblo de Skagway con la muy famosa huella de Chilkoot Pass, con el supuesto de que los enloquecidos llegaban por mar a Skagway y luego se encaminaban hacia el norte por el famoso, o quizás infame, Chilkoot Pass.

La primera cosa que descubrimos es que no es así.

Descubrimos la existencia de un pueblo, o mejor, del recuerdo de un pueblo, de nombre Dyea, nombre que, a la buena usanza anglófona, se pronuncia Daía; que es realmente a donde llegaban los visionarios del oro por mar para luego >>>>>>>>