español english français česky

¿No es este abismal laberinto casi tan fascinante como, y casi más increíble que, el épico atrevimiento de cruzar en endebles canoas de mar las frígidas aguas del Atlántico Norte desde Europa a América y navegar a lo largo de esta costa?

No sabemos qué tiempo hacía entonces - cuando los Vikingos y, mucho más tarde, Verrazano, navegaron por esta costa - pero hoy, con el fuerte viento, tuvimos que vestir ropa de lana y botines altos.

Y camino hacia la frontera con Canadá.

Si los aborígenes todavía remanentes en esta zona pudiesen materializar sus anhelos, obtendrían la restitución de la mitad norte de este estado de Maine, tierras que les fueron substraídas a pesar de pertenecerles, no sólo, como todo lo demás, por derecho aborigen, sino, en esta instancia, también por derecho jurídico contemporáneo en base a tratados firmados - e ignorados - por los propios alógenas vespuccianos. Y así lo están exigiendo, los aborígenes, en base a dichos tratados.

Ahora que, pensándolo bien, y sin relación con lo anterior, esos "aborígenes", así como todos los millones de "aborígenes" por todo el continente no son realmente "aborígenes". Ni siquiera sus antepasados que vivían en el tiempo de la invasión europea eran "aborígenes". En pura lógica, para llegar real- y verdaderamente a los ab-orígenes, quienes eran quién sabe quiénes, habría que hundirse miles de años, quizás decenas de miles de años en las tinieblas del pasado. Así que si se quiere dejar de pecar de irreflexivo, si se quiere conceptualizar, y expresar, propiamente la verdadera realidad de esas gentes en vez de dejarse llevar por la nariz por estereotipos erróneos, hay que buscar otra denominación. Hm. ¿Qué tal "Paraborígenes" o "Metaborígenes"? "Paraborígenes" no parece mal y parece más eufónico. Sí, de ahora en más, "aborígenes" son sólo las excepciones en las tinieblas de los tiempos; todos los demás, incluyendo aquellos que vivían en la época de la invasión europea y los que viven ahora son "paraborígenes".

Cruzaremos la frontera mañana por la mañana. Habría varias observaciones que se podría apuntar relacionadas con Vespuccia en general hasta ahora pero nos atrasamos ya muchísimo en nuestros planes y - como estamos obligados a pasar por ciertos lugares en ciertos momentos, ya sea porque tenemos citas, o por razones climáticas - tenemos que postergar estas observaciones para nuestros futuros viajes adicionales por este país.

A medida que nos estamos acercando a la ciudad de Calais, que es el lugar donde cruzaremos a Canadá, nos estamos dando cuenta, por contraste negativo, de que los coníferos que han sido nuestros compañeros durante estos días pasados son realmente grandes y opulentos, porque aquí se nota que los árboles se están encogiendo cada vez más, tanto en altura como en amplitud de ramas; e incluso hay lugares donde desaparecen por completo, dejando tierras completamente descubiertas.