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¿Cómo puede alguien inteligente y culto, después de haber reducido la habilidad humana de entonces a sólo cruzar el estrecho de Bering, y haber reducido la habilidad humana aún más, a tan sólo un cruce no flotando sino caminando después de una providencial retirada del mar gracias a una sabia combinación de glaciaciones, cómo puede haber llamado esa conexión en seco un "puente"?

¿O es que de veras había un titánico puente geológico arqueán dose entre Siberia y Alaska, como, efectivamente, puentes geológicos menores son parte de la realidad de este planeta?

Un autor se atrevió, lo vimos y tenemos la fotocopia de ello, a esbozar un tal "puente" en un mapa. Y ¿qué ancho le dio? ¿Quince metros? - ¿Ciento cincuenta metros? - ¿Mil quinientos metros? - Le da, negro sobre blanco, mil quinientos kilómetros de anchura a ese "puente" - toda la altura de Alaska ...

Fuera de sarcasmo, es cierto que se puede utilizar una palabra en forma figurada; que se puede establecer un puente entre dos ideologías para aminorar difidencias, que se puede necesitar un puente aéreo para paliar una crisis; son casos cuando la palabra "puente" significa, figurativamente, "nexo", no puede sugerir un puente físico; mientras que, en el caso del estrecho de Bering, puede significar - implausiblemente, pero hay tantas maravillas en este mundo - un puente geológico.

Entonces, ¿por qué no llamar las cosas por su nombre cuando tales nombres existen? ¿Por qué alguien inteligente y culto no podría referirse al estrecho de Bering, con las aguas retiradas a ambos lados - si es que así se imagina la cosa e insiste en imponer su imaginación como realidad histórica a los demás - como "istmo" para sugerir mejor la concavidad del paso de costa a costa y evitar la imagen de convexidad arqueándose de costa a costa?

Y en cuanto a la ubicación temporal de estos acontecimientos, que sean imaginación o hayan sido realidad, es demasiado penoso ver cómo alguien inteligente y culto se inventa un dogma y luego se aferra a su dogma en contra de toda evidencia hasta más no poder, cuando, por agotamiento, cede un poquito, y otra vez, y otra vez, cada vez como si fuera hacerse arrancar un diente sin anestesia.  Según sigue.

La primera fecha inventada para la transfusión de humanidad de Asia a América por el estrecho de Bering fue de ... 2000 a.C. En la década de 1930, ya había cedido a 9200/9500 a.C. en base al sitio arqueológico famoso bajo el nombre de Clovis en Nuevo México.

Y este dogma fue un dogma difícil de reventar. Es que, de los 2000 a.C. hacia atrás, se podía ceder de a poquito, un poquito por aquí, un poquito por allá, sin que duela demasiado. Además, dicha antigüedad de 9000/10.000 a.C. se podía sabiamente combinar con la época que se le asigna a la última glaciación, posibilitando o imposibilitando el cruce del estrecho de Bering. Pero ceder de