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Esta mañana, mientras tomamos nuestro desayuno de infusión de yerbas, escuchamos por radio nuestra entrevista de ayer. Más bien escuchamos el arte del periodista, descubrimos y admiramos la diferencia entre la entrevista tal como fue y el producto final propalado por las ondas hertzianas; lo escuchado por radio fue mucho más corto que lo hablado durante la entrevista, y sin embargo dio una cabal impresión de nosotros, de nuestras ideas y de esta Expedición. Hasta con una entrevista que se refiere a nosotros, aprendemos nosotros algo nuevo respecto al mundo en nuestro rededor.

Por fin, dejamos Anchorage y empezamos a viajar hacia el norte, hacia la ciudad de Fairbanks.

Palmer, último pueblo que ya cruzamos a nuestra ida hacia Kenai, hacia el sur. Nos detuvimos para visitar una estación agropecuaria experimental que no había sido oportuno ver entonces, esperando aprender algo referente a actividades agropecuarias en el clima extremo de estas latitudes. Pero, no aprendimos mucho.

Del punto de vista ganadería, no hacen otra cosa que lo que se hace en cualquier otra parte, especialmente lo que vimos en la estación experimental de Ottawa.

En cuanto a agricultura, aprendimos que descubrieron que, en estas latitudes,

> maíz no puede crecer;
> rabanitos pueden crecer muy grandes y, sin embargo, conservar su dulzura;
> alfalfa no puede crecer más de una temporada, lo que lo hace anti-económico;
> con los tomates, hay el problema de que necesitan una fotopausa, o sea que, aquí, hay demasiada luz diurna para tomates normales - una dificultad que se puede obviar ya sea cubriéndolos periódicamente con material negro o, mejor naturalmente, desarrollando una nueva especie, no perjudicada por tan larga duración de luz - que es lo que hicieron aquí;
> en cuanto a repollos, desarrollaron una especie que da ejemplares realmente gigantescos; y como, por otra parte, las condiciones aquí se prestan al cultivo de repollos, dicen que Alaska se podría volver el centro mundial de repollo para chucrut;
> las papas, así como los rabanitos, salen muy dulces - por alguna razón que, para decir la verdad, ni ellos saben.

Llegamos a Willow. La única razón para mencionar este villorrio es que es el posible sitio de la cuarta capital de Alaska, después de las dos capitales rusas, Kodiak y Sitka, y de la capital presente, Juneau. Lo interesante del caso, y una ilustración flagrante del espíritu de codicia mercantil, es que >>>>>>>>