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Y es sorprendente la gran cantidad de visitantes; hasta de Alemania los vimos durante nuestra visita; parece un museo famoso en una gran metrópoli.

Tratamos de dirigir la conversación con el encargado hacia el tema de la mezcla de las tradiciones nativas con la fe ortodoxa cristiana recibida, tal como evidenciada en el cementerio, pero al encargado no le entró tal sutileza en el cráneo y tuvimos que abandonar nuestro estudio de interculturación.

Lo que sí aprendimos es que los colores de las casas de espíritus no son motivos decorativos antojadizos sino emblemas familiares; cada familia tiene su combinación de colores distintiva.

Y qué cantidad de mosquitos.

Y ahora, hacia la península de Kenai - palabra que, en realidad, pronuncian Kinai, pero no es prueba de que así sea lo correcto. Tenemos que pasar por la ciudad de Anchorage.

Cruzamos Anchorage sin parar porque hoy es domingo, todo está cerrado, y, como tenemos que volver por aquí, le echaremos un vistazo entonces. A primera vista, los automovilistas son tan histéricos como en las ciudades más distinguidas de la Tierra.

Estamos viajando ahora a lo largo de uno de los dos finos brazos del seno Cook, sin el cual Kenai no sería una península.

Hay aquí mareas de hasta once metros de desnivel; efectivamente, las grandes extensiones de fondo fangoso chato se parecen mucho a lo que vimos en la bahía de Fundy, en Nova Scotia; y aquí tampoco las estadísticas impresionantes se traducen en algo impresionante a la vista.

Desde que llegamos a Tok, o sea a una carretera arterial, notamos muchos ciclistas; no del tipo que pasea un ratito o que va a hacer una compra, sino del tipo de larga distancia, con toda clase de bolsas colgando de ambos lados de sus monturas, y pedaleando pareja- y tercamente hacia algún destino lejano.

Hablando de bicicletas, es curioso cómo el ciclismo de competición se glorifica en ciertos países, especialmente los europeos, y se ignora profundamente en otros países, como, por lo que hemos visto hasta ahora, Vespuccia y Canadá.

Desde que salimos de Anchorage hacia el sur, hacia la península, nos enfrentamos con un intenso tráfico en sentido contrario. Es la muchedumbre dominguera regresando a sus hogares. ¿Dónde está la carretera de Dempster, el océano Artico, inclusive Whitehorse, la pequeña ciudad tranquila?

Es aquí que uno se siente realmente desamparado. En aquellos lugares de soledad, en caso de dificultad, quizás habría que esperar tres horas, o cuatro, o seis, para que alguien pasara, pero sería ayuda segura después de la >>>>>>>>