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En cuanto a los programas de radio, se nos confirmó nuevamente el alto porcentaje de programas hablados interesantes. Como ejemplo, escuchamos programas dedicados a los siguientes temas:

~ Fermilab - el laboratorio de investigaciones de avanzada que visitamos;
~ paralelismo entre la agresión blanca en Asia en el tiempo de las Cruzadas y >>la agresión blanca en Asia en el tiempo del colonialismo, incluyendo la >>guerra de Vietnam;
~ cultivo de plantas en invernaderos;
~ adicción al uso y abuso de las procesadoras;
~ técnica de telescopios trémulos para observar estrellas trémulas como si >>fueran estáticas;
~ refinamiento de metales por digestión por criaturas vivientes: 
  incidentalmente, nosotros ya sabíamos que se considera como una posibilidad >>futurística el refinamiento de cobre por  medio de la digestión del  mineral >>por parte de microbios alterados genéticamente; pero lo que nos sorprendió >>es que, en realidad, dicho método de refinamiento de metales por digestión >>ya estaba  conocido y  practicado en el V (sí, quinto) siglo en Escandinavia >>cuando el herrero del rey le daba de comer a gallinas mineral de hierro para >>conseguir a la otra punta de los animales hierro refinado para las espadas >>del rey;
~ techados de junco y de paja.

Un tipo de programa que se merece ser mencionado es uno durante el cual se establece un tema de discusión de actualidad y cualquier persona de cualquier parte de Canadá puede llamar por teléfono, a costas de la emisora, para expresar sus opiniones directamente al aire.

Lo que sí también se nos confirmó fue la falta total de música clásica; para escuchar un poco de música clásica, como si fuera una actividad vergonzosa, hay que haber alcanzado un estado de adicción tal que uno esté dispuesto, a quedarse levantado hasta las 12 de las noches de semana o a sacrificar su descanso matutino dominical y levantarse a las 6 de la mañana, en las horas tenebrosas cuando los niños y otros oídos inocentes no están en peligro de contagiarse. Así que la gente común, en las horas comunes del día, no tiene la posibilidad de enterarse, ni por accidente, de la existencia de algo que se llama música clásica.

Hablando de radio, una cosa que todavía no llegamos a entender y que probablemente nunca entenderemos es la manera de dar la hora oficial exacta. La dan por medio de una señal auditiva única después de diez segundos de silencio, creemos que es, así que el que no tiene un cronómetro para medir los diez segundos exactos, suponiendo que sepa - pero no se sabe - cuándo los diez segundos empiezan, no puede jamás poner sus relojes en sincronía exacta con la señal dada.  Nunca entenderemos.

En cuanto a la luz del día - quizás habría que hablar de luz de la noche - durante nuestra estadía, los días se han vuelto cada vez más largos: al >>>>>>>>