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Hay bastante huellas de todo tipo a ambos lados de la ruta. Es interesante seguir con la vista sus trayectorias, mayormente tranquilas y de desarrollo calmamente sinuoso; y, a veces, hasta se torna palpitante especular - cuando una huella se vuelve confusa, atormentada - en el significado de tal circunstancia.

La siguiente anotación viene después de una interrupción.

Ibamos a continuar diciendo que especular en el porqué de lo revuelto de ciertas huellas es un poco como ir desenredando un drama - cuando, como si fuera una confirmación instantánea, hasta premonitoria, de tal aserción, nos encontramos justamente con un tal drama en la nieve - que fue la razón de la interrupción.

De un lugar donde una huella se había vuelto tormentosa, vimos dos o tres cuervos levantar vuelo, y Božka notó que la nieve, a más de ser revuelta, también estaba sucia. Nos paramos para investigar, y vimos que la nieve, a más de revuelta y sucia, estaba llena - como si fuera de pequeñas piedritas coloradas, y nos dimos cuenta de que, debajo de la nieve, había algo como carne o sangre de algo muerto.

Karel empezó a excavar con nuestro machete a ver qué aparecía. Se sintió durante varios minutos como un arqueólogo desenterrando algo desconocido, y tratando de no dañarlo durante la excavación. Resultó ser que una parte de la masa sangrienta era sangre congelada y cristalizada, y una parte era un pedazo de carne congelada. Allí había terminado de alguna manera lo que parecía ser un caribú.

A poca distancia del drama anterior, acabamos de ver el sitio de otro drama similar, solamente que éste parece mucho más reciente - todavía hay inclusive mechones de pelos siendo dispersados por el viento.

Acabamos de tener un tipo de encuentro aviar al cual ya tendríamos que habernos acostumbrado pero que todavía dilata nuestros ojos: unos pájaros de colores vívidos en el medio de esta inmensidad nevada.

Como para cambiar un poco de los hallazgos macabros anteriores, vimos ahorita nuestro primer caribú vivo. Lo observamos varios minutos, cómo iba al trote a lo largo de la carretera antes de adentrarse en la profundidad del bosque; tenía hermosa cornamenta; tenía una manera muy rara de balancear su parte trasera. No sabemos si es casualidad, pero nos parece que los caribúes se hunden en la nieve profunda, que tienen que andar a saltos, mientras que los alces no se hunden.

En ciertas épocas, esta carretera está cerrada para que el tráfico no interfiera con las migraciones de los caribúes.

Hemos cruzado el paralelo 66. Falta menos para el círculo polar. Exactamente 33 minutos de un grado.