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La anotación anterior fue interrumpida abruptamente por un percance que, a posteriori, no tuvo consecuencias graves pero que, en el momento, nos dejó varados en la carretera, con todavía 15 ó 20 grados bajo cero, con el motor habiéndose apagado en plena marcha y humo saliendo del motor.

Después de los primeros segundos de alarma y de haber agarrado uno de los matafuegos por las dudas, descubrimos que el motor se había recalentado - recalentado, con semejante frío - porque el radiador estaba cubierto con cartulinas para mantener el motor a ambitura de funcionamiento, y mientras andábamos, estábamos tan ocupados anotando lo anterior, que el chofer de la Expedición se había olvidado de ir echando sus habituales vistazos al ambiturómetro para ir regulando la cobertura del radiador.

Naturalmente, perdimos mucha agua y anticongelante. Quisimos re-completar el radiador con agua común que tenemos para lavados, pero ésta estaba congelada. La única agua que teníamos en forma líquida era de la para beber. Así que empezamos a echar ésta, pero el radiador no quería recibir más que un chorrito, y al prender el motor, éste se recalentaba otra vez en seguida. Parecía que el termóstato estaba trabado en la posición cerrada, situación poco agradable. Pero eventualmente se aflojó el termóstato, el radiador se tomó un buen trago de agua de la buena para beber, el motor dejó de calentar, y pudimos seguir viaje hasta llegar al pueblo de Dawson Creek que, descubrimos, se encontraba a tan sólo tres o cuatro kilómetros, de todos modos.

Después de conseguirnos anticongelante y agregarlo al radiador, nos instalamos en un motel, ya que aquí, en Dawson Creek, habrá varias cosas que hacer en el renglón logística.

De todos modos, volviendo a lo que estábamos diciendo, los paraborígenes americanos son parte de esta Expedición y los paraborígenes de Siberia no lo son.

Aquí, en Dawson Creek, vimos, mientras nos estábamos ubicando, algo que no hubiéramos soñado encontrar en un país anglosajón, a saber un hotel con dos entradas, una, para caballeros solos, y otra, para damas, sin o con acompañantes.

Aquí, en Dawson Creek, aprovecharemos el día, o lo que queda del día, para prepararnos para el trecho hacia el norte: vestirnos de ropa más caliente, ponerle grafito en las cerraduras del vehículo, aumentar nuestra reserva de querosén, poner más a mano cosas que se necesitan en los grandes fríos, guardar las otras, averiguar cómo está el hielo entre Inuvik y Tuktoyaktuk, averiguar si realmente no hay un camino de hielo a lo largo del río Mackenzie - que sería otra manera de llegar a Inuvik.

Pasó un par de horas desde la anotación anterior, y todavía no sabemos cómo está el hielo entre Inuvik y Tuktoyaktuk. Pero sí, tenemos cosechados dos otros datos viales.