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Recién entonces se convinció de que los académicos se habían dejado engañar y de que era Nauta C quien tenía razón; y, finalmente, apunta hacia el noreste.

║ 17 de julio de 1741.  Avista América.  No le interesa.  De mal humor.

║ 24 de julio. Recién ahora, siete días más tarde, si entendimos bien la información, decide anclar, y manda un bote a tierra para buscar agua potable.

Steller, el naturalista de la expedición, se entera y se entusiasma por la oportunidad de aprovechar el bote para ir a hacer las observaciones que eran su razón de estar en la expedición. Nauta B se lo niega; no ve el interés. Gran entredicho. Nauta B da permiso, para una hora, no más. Una hora para observaciones en esta tierra desconocida y tan duramente alcanzada, mientras se acopia el agua. Observaciones que resultaron ser mayormente botánicas; y algunas étnicas, por el interior de habitaciones visitadas, a pesar de estar ausentes sus moradores en ese momento; observaciones todas a la corrida. (¡Cómo quisiéramos poder imaginarnos el tumulto de sentimientos que habrán embargado a los moradores al enfrentarse con la evidencia, de intrusión en sus moradas, de desaparición de algunas de sus pertenencias, y de aparición de objetos extraños para ellos, como si hubiesen venido de otro mundo, todo por obra de seres - salvo que hayan sido espíritus - desconocidos, con motivos desconocidos!)

En esa fecha, Nauta C se encontraba a unas 200 millas náuticas más al sur.

║ 25 de julio, o sea día siguiente, muy de madrugada. Nauta B ya tiene decidido que el acopio de la víspera, aun cuando sólo parcial de agua, aun cuando sólo fragmentario de observaciones, es suficiente cumplimiento de su cometido de descubrir y contactar la otra cara de América; y ordena, para asombro de todos: "De vuelta a Kamchatka". El mismo, inexplicable, comportamiento, como aquella vez, en 1728, en la entrada al estrecho entre Asia y América, de apresurado abandono de una oportunidad de hacer investigaciones seminales, primicias mundiales. Y una afrenta al penoso esfuerzo de todos los demás miembros de la expedición.

║ En el regreso hacia Kamchatka, con la orilla americana, atrayente en su variedad y pristinidad, siempre a la vista a la derecha, todo el mundo a bordo manifiesta cada vez más abiertamente su desconformidad: ¿por qué haber sufrido tanto a la ida y tener por delante un retorno incierto para sólo aquel corto rato, y para poca gente, en tierra, el otro día, y, ahora, navegar a lo largo de tantas incógnitas y no conocerlas?

Cuando una muerte impide que las protestas se hagan más vocíferas. La muerte de un marinero, por escorbuto. Triste acontecimiento, pero excelente pretexto para ir a tierra. ¿Por qué tirar el finado a la mar cuando se le puede dar >>>>>>>>