español english français česky

la frontera desde Brasil. Salvo que, allá, no nos pareció fuera de lugar, y que nunca hubiésemos soñado que lo mismo nos podría pasar, y pasaría, en Europa central.

* Chequia - zonas bajas intertropales.

Que hayamos tenido que preocuparnos por, y protegernos contra, malaria, en sus varios tipos, fiebre dengue, fiebre amarilla, no nos extrañó en las zonas bajas intertropales donde tuvimos que hacerlo; pero que, en esta zona templada, serrana, de tendencias climáticas continentales, haya permanente estado de alerta, tanto en la consciencia popular como en repetidas notas radiales alusivas, contra el peligro de varias enfermedades de las cuales la menor es la meningitis, transmitidas por garrapatas, no lo creeríamos si no fuese, que nosotros mismos tuvimos que sabiamente extirparnos con pinzetas, unas seis veces o cuántas veces fue, garrapatas diminutas como cabeza de alfiler, y que, una vez, una parte de la garrapata quedó porfiadamente anclada debajo de la superficie de la piel y tuvimos que extraerla arañando con alfiler aseptizado con alcohol al cien por cien.

Por otra parte, ¿por qué asombrarnos? Sólo ignorancia nuestra. Aprendimos que, en lugares tan distinguidos como Nueva Inglaterra, también hay garrapatas mortales o por lo menos funestas. La pregunta, empero, es ¿por qué, allá, el peligro no permeaba la preocupación popular, la crónica radial, ni nuestra experiencia propia, como acá?

* Praga - el Cusco.

Resulta que Maestro Mikuláš z Kadaně, un poco después de 1400, concibió, calculó, construyó y, en 1410, llegó a poner en movimiento, un "reloj astronómico" con muchas maravillas:

⇔ un reloj astronómico, para empezar, con tres cuadrantes - un cuadrante de 24 horas isométricas, con la extraña particularidad de empezar no a la medianoche, no, como podría tener su lógica para iniciar un ciclo diario, con el amanecer, sino después del anochecer, lo habitual en la Praga de aquella época; luego, un cuadrante de dos veces 12 horas isométricas, lo parcialmente habitual en aquella época pero exótico en la Praga de entonces; y finalmente un cuadrante de 12 horas babilónicas, o sea para medir solamente el período diario de luz solar, o sea con 12 horas más largas en verano y 12 horas más cortas en invierno;

un reloj astronómico, indicando el día de la semana, el mes del año, la salida y la puesta del Sol, la creciente y la menguante de la Luna, todo enriquecido y amenizado por un amplio y hermoso círculo del zodíaco;

un reloj astronómico, con el curso de la Luna, de la Tierra, del Sol, durante todo el año;

⇔ un reloj astronómico, en el cual, a más de las complejidades internas, cada hora estaba no solamente marcada por los consabidos toques de campana sino también engalanada por los doce apóstoles desfilando en dos ventanas; y además >>>>>>>>