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Y una vez, la amabilidad pasó a beneficencia. Habíamos decidido mezclar las ruedas en uso con las ruedas de auxilio, todavía nuevas. Pero no hubo manera de aflojar las tuercas. Tanta fuerza hacía Karel que se rompió la llave y nos quedamos desamparados. Un electricista que trabajaba cerca vio el problema y nos ofreció su propia llave, vale decir ofreció arriesgarla en las tercas tuercas. Las tuercas, como soldadas. El electricista fue a una obra en construcción a unos cien metros, a ver si conseguía un caño como palanca más larga para la llave. Lo consiguió. Las tuercas aflojaron e hicimos el trabajo. Entonces, le preguntamos dónde podríamos comprar otra llave - lo más cerca posible y cuánto antes, porque viajar sin poder cambiar una rueda es un riesgo idiota. Tal vez a unos cuarenta kilómetros y ciertamente no antes del lunes, siendo ahora un mediodía de sábado, nos dijo. Y nos regaló, nos obsequió, su llave. El no tenía que viajar mucho y tenía otra en casa, comentó. Esta llave, la tenemos más que como herramienta, como muy cálido recuerdo.

* Chequia - Venezuela.

Interés que suscitamos en la calle. Mayor nivel en estos dos países que en cualquier otro país. ¿Por qué justamente en estos dos países por otra parte tan diferentes?

* Chequia - Canadá.

Bajo sus tremendas diferencias en todo, tienen fibras en común a punto de que se podría utilizar Canadá como materia prima para hacer muchas pequeñas Chequias, según la siguiente receta: cortar en trocitos irregulares las montañas Rocosas, hacer lo propio con las grandes llanuras agrícolas, hacer lo propio con los inmensos bosques y también con los grandes lagos; pasar estos ingredientes por una mezcladora; recoger una porción de la mezcla y estirarla en una capa horizontal - he aquí Chequia, un íntimo mosaico a escala humana de campos, de bosques, con un salpicado de lagos, sobre una base agradablemente ondulada.


Ventanas postizas en Toronto; aquí, andamio postizo

* Checos - Paraborígenes.

Comunión con, para no decir culto de, la naturaleza, tanto en cuanto a agua como en cuanto a bosques.

Cualquier lago, laguna, río, riacho, ojo de agua - salvo lagos para cría industrial de peces - es un obligado santuario de esparcimiento acuático adonde sería impensable no ir aunque sea sólo mojarse; frecuentemente en compañía de los perros, naturalmente.

Los bosques son otro templo de culto de la naturaleza. Es actividad nacional común ir en busca silvestre de houby (hongos), maliny (frambuesas), ostružiny (moras), borůvky (un tipo de arándano). Los hongos, en particular, son objeto, según escuchamos en la radio, de canciones tanto vivaces como líricas, de doctos pronósticos, de charlas en programas de variedades.  Como otro ejemplo, >>>>>>>>