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el viento, para poder engrasar los elásticos del vehículo; porque hace semanas que chillan. Pero vamos a empezar con las tareas varias que siempre se acumulan; el resto del día ni alcanzará; mañana, con la fresca de la madrugada, se hará el engrase.

Hablando de vehículo, tenemos una pequeña pérdida de líquido de la dirección hidráulica.  Vamos a ver cómo se lleva.

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Hecho el engrase. Los muelles, las ballestas, los elásticos, una alfombra mágica de silencio.

Pasando por Lleida.

Si es que ciudades grandes, con semáforos, tienen que existir - y algunas ventajas aglutinan que pueblos menores no pueden - Lleida, o Lérida, o Lareda, o Llerda, o Iltirda (¡cuántas variantes, según sea catalán, castellano, árabe, romano o íbero!) es una prueba de que tales ciudades pueden ser placenteras. Otra tal inhabitual ciudad es Oviedo, en Asturias, si bien nos acordamos.

Una amenidad que Lleida tiene y que, claro, no se puede exigir de todas ciudades, es un obelisco coronado de ... un nido de cigüeñas, de donde la familia permanentemente inspecciona el tráfico de la confluencia de avenidas.

En Lérida, estamos sumergidos en otro idioma más, el catalán. No fuimos al centro de la ciudad sino al centre urbá, o al centre ciutat; tuvimos que dejar libre no una salida de coches sino una sortida de cotxes; y vimos que la biblioteca diumenges y festius tancat tot el dia.

En realidad, ya hace un par de días que estamos escuchando catalán por radio. Y entendiéndolo. Lo mismo, con lo escrito. No sabríamos cómo decir domingos, pero cuando vemos diumenges, lo entendemos; tancat nada tiene en común con cerrado pero sí con trancado, y entendemos que trancan la puerta para irse a casa; no sabríamos cómo decir textiles, pero cuando vemos teixits, lo entendemos; no sabríamos cómo decir marcos de medida, pero cuando vemos marcs a mida, lo entendemos. Y cuando vemos carrer, no nos sorprende; en Colombia también dicen carrera en vez de calle.

Ahora, hay que aclarar que esta comprensión es sólo por radio y por escrito; no por habla en la calle, habla que nos resulta incomprensible. ¿Dónde está el misterio? Está en que, por una parte, el catalán por radio y por escrito es un tipo de idioma: el catalán de Barcelona, el catalán culto; y, por otra parte, el catalán hablado por aquí, aun en emisoras locales, es otro idioma, un catalán sui géneris.