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exclusividad en Africa, a favor de los Castellanos. Por este Tratado de Tordesillas africano, los Castellanos, como parte del convenio mundial con los Portugueses, recibieron ciertos derechos de navegación y pesca en aguas africanas, y - lo que moralmente es bien curioso y moderno - el derecho a futuros asaltos, cuando les pluguiere, en perjuicio de ciertos estados y territorios africanos.

Todo cuanto agrega una enriquecedora perspectiva al habitual concepto del Tratado de Tordesillas. Además, no cuesta más, y significa tanto más, decir los Tratados de Tordesillas, y pensar en las tres bulas.

▓▓ Pasando de lo fundamental a lo periferal, también aprendimos en Tordesillas que el acto final de las negociaciones y la firma de los tratados se celebró en ausencia de los soberanos de ambas partes, quienes habían delegado sus poderes a tres procuradores plenipotenciarios por cada nación, asistidos por un notario por cada nación. Si bien los tratados así firmados tenían plena fuerza por tener los procuradores plenos poderes, los soberanos se guardaron la ratificación, dentro de cincuenta días para el Tratado Africano, dentro de cien días para el Tratado llamado Oceánico o sea americano y asiático.

Y de documentos tan importantes e históricos para Castilla-Aragón y Portugal, y para el mundo de entonces en general, hoy, quedan sólo las ratificaciones reales - y no todas; las dos ratificaciones españolas están en el Archivo de la Torre de Tombo, en Lisboa; de las ratificaciones portuguesas, la que queda, la Oceánica, está en el Archivo General de Indias, en Sevilla.

Tan importantes eran, y quedaron durante décadas, estos tratados, este nuevo orden mundial - acaso la primera chispa de globalización - que, en 1533, el rey François/Francisco I de Francia trató de maniobrar al papa del momento, Clemente VII, en declarar que ni Portugal ni España podían tener derechos "naturales" sobre tierras no descubiertas por ellos antes de la Navidad de 1492; lo que equivalía a invalidar la laboriosa estructura de bulas papales y tratados reales que, después del viaje I de Colón, había garantizado la exclusión de cualquier otra potencia con veleidades de descubrimientos e invasiones - incluyendo la Francia de François I. Probablemente, François I se acordaba demasiado vívidamente de sus indignidades de haber sido apresado por los Españoles en Italia, en 1525, llevado como rehén a España, en 1526, y obligado a pagar su propio rescate, de dos millones de escudos de oro.

Cuánto fermento de ambición, de imperialismo, intriga, astucias, geopolítica, vino a cristalizarse en esta villa, de no más de 4.500 almas, de Tordesillas del siglo XV. Y la Tordesillas de hoy, aun cuando no tenga una piedra histórica de la Tordesillas de entonces en su lugar original, es tan agudamente consciente de la importancia de su herencia que acaba de celebrar el Quincentenario - no del "descubrimiento de América" sino de la firma de los Tratados de Tordesillas.