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Lo curioso, o quizás lo natural, es que la ciudad de Medellín en América no está en México - en México, nada bueno de Cortés hay, si bien nos acordamos - sino en Colombia.

Y ahora, de México a Chile, de Medellín a Villanueva de la Serena, a ver si encontramos a Valdivia.

En viaje, sigue la misma refrescante sorpresa en cuanto a la pujanza de la Extremadura de hoy en contraste con la imagen que teníamos de la Extremadura de antaño.

++>  Villanueva de la Serena.

Sí, aquí está la estatua honrando a Pedro de Valdivia; nacido aquí, fundador de Nueva Extremadura que, luego se volvería Chile, y muerto allí. Nacido y muerto en fechas algo elásticas porque en el pedestal de la estatua figura 1500-1554 mientras que el Concejal de Cultura, al mismo tiempo que nos confirmaba, de palabra, estas fechas, de mano, nos daba una información escrita, con 1497-1553.  Otro caso de versiones múltiples.

Lo que no dice la placa conmemorativa es cómo murió Valdivia, y qué clase de homenaje recibió su calavera en manos de los Araucanos, o sea Mapuches.

Si Vasco Núñez de Balboa y Hernando de Soto no reconocerían su pago, salvo la red callejera, si Hernán Cortés se sorprendería al ver una arbitraria estela en el medio de una plaza como lugar de su nacimiento, Pedro de Valdivia se quedaría boquiabierto viendo su estatua a pasos de un monstruo, un inmueble de ocho pisos sobre ochenta metros de frente, en el medio de una ciudad moderna y mirando hacia el futuro.

Ante semejante visión, Valdivia quizás optaría por estudiar más detenidamente el argumento del pueblo vecino de La Coronada que es allí que realmente nació; o del pueblo Campanario, o del pueblo Castuera, que todos esgrimen el mismo argumento.

De esta Villanueva de la Serena, Pedro de Valdivia no fue el único, ni siquiera el primero, en cruzar el océano. Dos de los marineros de Colón también fueron oriundos de acá. Hasta se conoce sus nombres: Juan Morcillo, Juan Patiño.

No mezquina en su orgullo americano, Villanueva honra, además de Valdivia, la gesta americana en general, con sendas estatuas de un Navegante, de un Invas- perdón, Conquistador, y de un Misionario; alrededor de un elegante obelisco hexagonal.

Vamos a pernoctar, a la vez a pasos de una pareja de cigüeñas muy cristianas: se plantaron una cruz en el medio de su nido; bueno, construyeron su nido alrededor de una cruz ...; y a pasos de un campanario que tiene en su cima, en vez de la tradicional cruz, el aún más tradicional, o antiguo, símbolo cristiano de un pez - lo que, por una parte, no puede no hacernos acordar de >>>>>>>>