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Y como el rey creyó, por alguna razón, que los dos futuros gobernadores de las dos futuras colonias necesitaban un centro de operaciones otro que Santo Domingo o aun que la Española, les asignó, a los dos en común, la isla de Jamaica.

3- En estas condiciones fue, pues, que los dos esperanzados invasores-gobernadores empezaron a afanarse, en Santo Domingo, en los preparativos de sus respectivas expediciones. Era todo cuestión de dinero: porque el rey les había colmado de honores y títulos, especialmente honores y títulos futuros, pero estos dos caballeros tenían que financiar sus aventuras de sus peculios propios - naves, tripulaciones, armas, pulpería, todo. No más dineros reales a la Colón.  Y ello iría a tener su importancia.

4- Alonso de Ojeda, por una parte, estaba menos adinerado que Nicuesa; pero, aguijoneado por el sufrimiento de su orgullo, tuvo la suerte de hacerse de un socio, de nombre Martín Fernández de Enciso, el cual, en los pocos años previos, se había hecho rápidamente rico con algo desconocido en la Española antes de la llegada de Colón, algo traído por los Españoles y utilizado en gran escala por ellos: pleitos judiciales.

5- Diego de Nicuesa, por otra parte, tenía su propio problema. El problema de haber conseguido demasiados aventureros para sus medios financieros por más cómodos que éstos eran; por lo que se vio obligado a elegir - entre desperdiciar la oportunidad de tantos ansiosos invasores, y endeudarse para comprar otro barco más.  Optó por endeudarse.

6- Y mientras ocurrían estos ajustes financieros, ocurrían acontecimientos que, a todas luces, habían sido inevitables desde la propia decisión del rey Don Fernando de asignar Jamaica a los dos caudillos en común. Es que aquella decisión, por otra parte sin duda debidamente fundamentada, había sido una casi infalible fórmula para incitar, incluso asegurar, una confrontación entre dos personalidades que, por definición, tenían que ser prepotentes, testarudas, altivas, megalómanas, acostumbradas a cumplir su propia voluntad y no voluntad ajena.  Y confrontación hubo.  Dos confrontaciones.

7- La primera confrontación fue respecto a la convivencia en Jamaica. Esta confrontación les falló a los dos contrincantes en sus desafíos mutuos por la intervención de un tercer personaje; no a favor de uno de los contrincantes, o en una componenda, sino a favor suyo propio. Ese tercer personaje, no otro que el Almirante Colón, Diego Colón. Este Diego Colón, Gran Gobernador de los descubrimientos de Cristóbal Colón, había quedado muy irritado por la adjudicación de Jamaica por el rey, en contra de lo que él, Diego, consideraba sus derechos personales adquiridos, y aprovechó la confrontación, y el pretexto de mantener el orden, para ocupar él mismo la isla y desbaratar así la decisión real.

8- La segunda confrontación adquirió carices más dramáticos. Es que el tema era más fundamental: nada menos que la posesión del Darién; tanto Ojeda como >>>>>>>>