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de su personal nos dijo ser el mejor archivo existente en la especialidad sin quitarle nada a la Biblioteca de Colón y al Archivo General de las Indias en Sevilla; y quien, por otra parte, escribió un libro cuyo título resume su posición no del todo favorable a Colón, por lo menos al estereotipo dado a Colón, título que reza: "No fuimos nosotros", y cuyo introito vitriólico dice nada nuevo para nosotros pero lo dice mucho mejor que nosotros podríamos decirlo, y sorprende infinitamente viniendo de una persona de prosapia tan íntimamente ligada con el quehacer oficial en los tiempos de los descubrimientos.

Y este archivo sigue fascinando investigadores acudidos de los cuatro horizontes, después de esperar largamente su turno; tantos siglos después de los acontecimientos. Desafortunadamente, hay comodidad para sólo cuatro investigadores a la vez.

Nadie, pues, en Sanlúcar, salvo la Duquesa, su archivo y los investigadores, nada quiere saber de Colón; pero sí, Cristóbal Colón salió de acá, el 30 de mayo de 1498, con cinco carabelas y una nao, y unos doscientos hombres a más de las tripulaciones.

Lo que pasa es que la mente humana tiene la suerte o capacidad de acordarse de momentos felices y de olvidar desagrados, y las circunstancias de la salida III de Colón absolutamente nada feliz tuvieron. Como consecuencia de la gran decepción del segundo viaje, había pesimismo. Como consecuencia de las intrigas y acusaciones contra Colón en la Corte por facciones de la Española, había oposición abierta. Había mal tiempo en el mar como no tenía que haber en esa época del año. Las naves, por colmo, estaban sobrecargadas. Y se sabía que corsarios franceses esperaban en acecho.

Fue en este viaje III que Colón, en vez de tomar el rumbo habitual de los viajes I y II, tomó un rumbo mucho más hacia el sur-suroeste. Y esta circunstancia también - como cuántas otras circunstancias que tendrían que tener solidez histórica - es tema de divergencias entre desatinos y fantasías.

Por una parte, se dice que Colón así hizo porque - en sus cogitaciones sobre lo que no había encontrado en sus viajes I y II de lo que había esperado encontrar - había decidido intentar encontrar el paso del océano Atlántico al océano Indico por el sur de la península de Malaca. Lo que parece bien ilógico porque, en aquel entonces, Colón todavía conocía solamente unas islas - que no le cortaban el paso más hacia el oeste, todavía no conocía la costa de América Central como barrera que él podría haber confundido con la costa occidental de la península de Malaca que él hubiese fantaseado que estaría por ahí.

Además, habría que preguntarse, en este supuesto, qué hubiese incitado a Colón a retornar su nuevo rumbo, el 4 de agosto, abruptamente hacia el oeste sin evidencia de que había pasado el cabo de su supuesta península de Malaca.