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Azulejos, mejor dicho azulejos decorativos, son una muy grata parte del panorama portugués. Aun el adjetivo "decorativos" es una descripción totalmente
insuficiente porque sugiere, más que nada, algún motivo geométrico, mientras que, aquí, se trata de cualquier tema gráfico que se podría pintar, escribir, en papel o tela, dibujado, pintado, escrito y azulejado, en tamaños de temas desde decenas de centímetros a decenas de metros, o sea en cantidades de azulejos desde uno, frecuentemente cuatro o seis, a centenares, y hasta millares como vimos en la pared externa de la iglesia frente a la Facultad de Ciencias de Pôrto. Una mejor y más justa descripción sería azulejos pictóricos o de bellas artes.

Es de preguntarse por qué no es común esta costumbre de azulejos pictóricos en muchas otras sociedades también - porque, por una parte, por ser absolutamente resistentes a humedad, ambitura, suciedad, luz solar, se prestan a amenizar paredes a la intemperie inamenizables de otra manera, y porque, por otra parte, se prestan, según vimos, a producción por unidad en exclusividad, y por ende a expresión absolutamente personal de gustos, creencias, opiniones, comentarios, sin igual en otros mensajes azulejados vecinos, aunque los haya cien o mil, en el barrio.

Una casa, una calle, una aglomeración, con azulejos artísticos se vuelve más señorial, más individualista, que por cualquier otro medio.

Al problema de la frecuente deficiencia, o falta, de indicaciones viales se agrega el problema de la frecuente incapacidad de la gente, con su mejor buena voluntad, de dar una información concreta y utilizable. Por ejemplo, en vez de "segunda a la izquierda y luego hasta cruzar la carretera" nos encontramos con "allá a la izquierda (sin especificar dónde) y luego de frente (frecuentemente con un ademán de la mano en dirección vagamente hacia la derecha)". Lo mismo que, a veces, en América; sin haber llegado todavía al siguiente inefable diálogo, ya no nos acordamos en qué país americano:
- Siga hasta el último semáforo y ahí doble a la derecha.
- Y ¿cómo sabremos que es el último semáforo?
- Y bueno, cuando no habrá más semáforos, sabrán que se pasaron y regresarán ...
  
Si bien el hablar radiofónico está notablemente libre del virus anglo, no así el escribir cartelero; con copiosas dosis de self-serve, cash and carry, shop. Y no olvidar aquella publicidad de un producto alemán en inglés, en Lisboa.

A lo largo de las rutas, basurales no son frecuentes pero no es inhabitual ver alguno.

Una especialidad que vimos en Portugal con inordinaria frecuencia por distancia recorrida es la mudanza de acantilados, de sierras - o sea gigantescas canteras que digieren acantilados y sierras, y dejan el terreno llano.  No puede ser para uso local.