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regiones keltas europeas, así como la identidad e individualidad de Galicia. Y nos obsequió un disco grabado por el conjunto.

Y esta mañana, vimos, en una de las dos iglesias de nuestra plazoleta, una estatua que nos hizo pensar en Haití, una estatua hecha de dos materiales; en este caso, un mosquetero de piedra, con espada y espuelas de hierro forjado a la antigua.  Una interesante idea, estas estatuas de dos materiales.

Hacia Portugal, con un desvío por Santiago de Compostela, ya que no estamos demasiado lejos.

Santiago de Compostela.  Lo notable:

+  El tamaño de la catedral; mejor apreciado en los dos brazos del crucero, >>cada brazo como una catedral de por sí.
+  La cantidad de esculturas.
+  El vidrio común en vez de vitrales.
+  El baldaquín, monumental en tamaño y complejidad, encima del altar mayor.
+ Los dos órganos, a no ser que sean dos secciones de un mismo órgano, >>enfrentándose desde los dos costados de la nave principal, con algunos >>de sus tubos, horizontales a la manera de espadas listas para justar.
+  Pero lo único y más memorable de todo es la puntuación de curas, sentados >>en permanencia en sus respectivos confesionales a lo largo de ambas >>paredes de la nave principal; curas apropiadamente viejos, filosóficos, >>evidentemente entendidos de vida y pecados difíciles, listos para dar >>ayuda inmediata, y en varios idiomas, a los peregrinos penitentes que, >>hoy, después de tantos siglos, siguen acudiendo, a veces, a pie.
+ Finalmente: ¿Cómo el expresivo Campo de Estrellas - Campostela - pudo >>dejarse degradar en huero, ininspirativo, Compostela?

Después del peregrinaje a la catedral, hay por lo menos dos docenas de conventos, iglesias, monasterios, edificios seculares, cronológicamente empezando con la iglesia de San Felix de Solovio, que data, mejor dicho cuyos cimientos datan, del siglo VI, o sea de antes del descubrimiento del sepulcro del apóstol.

Durante una merienda, escuchamos en la radio una reñida discusión sobre un tema que nunca podría existir en América - referente al rango, en la sucesión al trono de España, de la Infanta recién casada, y de sus hijos cuando éstos vengan. En el calor de la argumentación, uno de los protagonistas exclamó, hablando de uno de los antepasados de la Infanta: "fue monarca pero no fue rey".

Lo que nos hizo sobresaltar. Pero muy pronto nos dimos cuenta, con toda humildad, de que éramos víctimas otra vez de conceptos erróneos aceptados sin usar nuestros sesos: en este caso, de que un monarca es un rey y de que un rey es un monarca, ya que estas dos palabras se intercambian como si nada, cuando, usando los sesos, estas palabras no son sinónimas; de manera que el tertuliante había proferido no un desatino sino una profunda noción.