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Esta mañana, antes siquiera de echar a andar, aprendimos varias cosas.

→ Que hemos pernoctado, en realidad, en el último poblado bearnés y que la próxima aglomeración ya será vasca.

→ Que el idioma bearnés todavía existe; que, en el curso de los siglos, llegó al punto de extinción; pero que está dando evidencias de un renacimiento - empezando con el nombre de la casa frente a la cual estuvimos charlando; y que el idioma bearnés, lejos de tener algún parecido práctico con el francés o el español, tiene algo en común con ... el portugués - lo que, a la vez, nos interesa y no nos sorprende sobremanera porque al instante nos acordamos de nuestra observación en Brasil, algo parecida a ésta, si bien en dirección geográfica inversa, de que si no se supiera dónde se encuentra el Portugal se supondría, a juzgar solamente por el idioma, que Portugal debe de estar entre España y Francia.

Y ahora, viajando, acabamos efectivamente de toparnos con un - o una, vaya a saber cómo es en vasco - Non-norako Harria, o sea una estela de orientación.

Y un poco más lejos, acabamos de descubrir que lo que se llama Ty Ker, Casa de la Comuna, en bretón, se llama, en vasco, Herriko Etxca, Casa del Pueblo - en confirmación, en idioma local, del francés, Mairie.

Primeras lomas de los Pirineos; con la incógnita, tintada de un poco de aprensión, en cuanto a la nieve en Roncesvalles. Esta expectación nos hace tomar consciencia de cuántas veces viajamos así, en la parte americana de nuestra Expedición, con semejante estoica aprensión; tantas veces, que era casi la norma; y en situaciones realmente dramáticas comparadas con ésta, porque allí no había alternativas: o la suerte estaría con nosotros o se malograría irremediablemente la Expedición, mientras que, hoy, si no se puede pasar por Roncesvalles, se pasará por otro sitio - se perdería una oportunidad, mas no una Expedición.

Empero, sería mejor poder pasar porque la consideración que nos hizo decidir cruzar los Pirineos por Roncesvalles y no por otra parte es que por aquí marchó, en 778 - en circunstancias dramatizadas y eternizadas por un famoso canto de gesta - el "Inca" germánico de nombre latinizado y glorificado como Carolus Magnus; cuyo imperio, entonces recién conglomerado, iría a sufrir en breve el mismo destino que sufriría, siete siglos más tarde, el imperio, entonces recién conglomerado, de Tahuantinsuyo del inca Huaina Cápac, según se suele escribir pero Jrápaj según escuchamos en el Perú; y por la misma razón, de división voluntaria del imperio, y con las mismas consecuencias trágicas, >>>>>>>>