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el escucha, en vez de tener, en contrapunto, la destructiva consciencia de los minutos que faltan hasta la hora o media hora aproximándose, está consubstanciado con un ensueño.

Resultados. En cantidad. Una panoplia de cinco difusoras diferentes; tres de ellas, de relleno, hay que ser democrático, y dos, de substancia. De estas últimas, una, de música seria mezclada con programas hablados, y una, de programas hablados con interludios musicales. Más exactamente, la primera, de música seria, con la participación de recursos tales como las cinco orquestas sinfónicas de la BBC, mezclada con teatro, documentarios, ciencias, poesía, artes; y la otra, de programas hablados como ser ciencia, literatura, religión, medicina, dinero, intereses de gente con incapacidades, jardinería, leyes, naturaleza, teatro serio, teatro cómico, concursos, variedades (frecuentemente sesudas), mezcladas con interludios musicales.

En condensación ilustrativa, cada semana, aproximadamente 22 horas de teatro, 152 horas de documentarios y actualidades, 108 horas de música seria.

  También nos llamó la atención el costo comparativo de cada especialidad - por una parte, por hora de transmisión, que alguien escuche o no, y por otra parte, por escucha, tomando en cuenta la cantidad de gente escuchando cada estilo.

El costo por hora de transmisión asciende en el orden y en la proporción de

     música flagelada       1,000  (1 siendo 3.700 libras)
     música melódica        1,216
     música inteligente     2,000
     programas hablados     2,675

El costo por oyente, empero, asciende en otro orden, y en la proporción, no razonable como en el costo por hora sino abismal, de

     música flagelada       1,000  (1 siendo 0,0038 libra)
     música melódica        1,789
     programas hablados     3,868
     música inteligente    22,473

Así es la British Broadcasting Corporation, que nos hace acordar del follaje otoñal de Nueva Inglaterra - con la diferencia de que la maravilla del follaje neoinglés nos dejó, por su efimereidad anual, mientras que somos nosotros quienes estamos por dejar la perennidad de la BBC.

Una sorpresa radiofónica incidental es que, con toda esta riqueza en las ondas hertzianas, haya lugar además para toda una cadena nacional de música clásica cargada de publicidad.

Finalmente, no podemos no acordarnos de aquel otro gigante de la radiodifusión,
por ondas cortas de alcance global (en el sentido original de la palabra), que >>>>>>>>