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……la profesión de catavinos, incluyendo el muy gráfico sonido de finalmente escupir la muestra probada.

Y en cuanto a la música, es como abrir una enciclopedia en múltiples tomos y encontrarse frente a frente con un amplio, maravilloso, mundo donde el 65 por ciento de los nombres de compositores y el 65 por ciento de las composiciones, aun de compositores conocidos, es una total novedad. Y no limitándose a música "clásica" sino incluyendo cosas como ser música de Calabria basada en creencias paganas, polifonía española del Cusco en jrechua, etc.; lo que no impide un programa de varias horas, a razón de media hora por día, sobre el pianismo de Chopin - y no con sólo grabaciones sino con comentarios y demostraciones por una constelación de pianistas.

Más increíble aún es que, con todo ello en las varias emisoras de la British Broadcasting Corporation, sin ataduras comerciales, haya todavía lugar para una estación de música clásica comercial.

Toda esta substancia radiofónica tiene sus interludios de hilaridad. Son los oidazos de los debates parlamentarios, incorporados, a veces, en los programas de noticias. Hay que haber escuchado, porque es imposible retratarlo apropiadamente, cómo cada palabra del orador parlamentario de turno está bañada en un acompañamiento sonoro de exclamaciones, interjecciones, gruñidos, voces desarticuladas a manera de ruido, ora en aprobación por un bando de la cámara, ora en desacuerdo - incluso en esfuerzo para estorbar el discursante hasta taparle la voz - por el otro bando de la cámara, ora todo lo susodicho por todos los susodichos a la vez, en una culminación de confusión vocífera más digna de descontrolados callejeros que de parlamentarios, culminación que resulta en nosotros en una culminación de hilaridad. Realmente el único caso de franca hilaridad en toda esta Expedición.

Lo malo de toda esta maravilla es que presenta repetidamente los penosos dilemas, de arrancarnos de una emisora o no escuchar otra, de arrancarnos del receptor enteramente o no poder cumplir nuestras tareas; o, al revés, de postergar el cumplimiento de nuestras tareas o perdernos una joyita radiofónica. No es que todo nos guste, pero aun lo que no nos gusta, lo respetamos como de substancia.

Nos preguntamos cómo será, en comparación, la radiodifusión en Francia, el autoproclamado país del intelectualismo universal - bueno, terráqueo.

Otra faceta radiofónica que no podemos resistir anotar.

En los pocos días antes y después de nuestra gira por Eria, escuchamos infinitamente más referencias a la literatura rusa que jamás escuchamos, a cualquier literatura, en todas las emisoras que sintonizamos en esta Expedición o aun antes ... referencias que incluyen largos extractos de textos >>>>>>>>