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Tiempo, afortunadamente, tranquilo. Muy afortunadamente, porque, al comprar los boletos, nos enteramos de que, durante la arremetida de temporales, la situación había sido tan brava que varias veces hubo que cancelar el catamarán.

Tales como están las cosas ahora, con el catamarán cortando las olas ... momento, no; catamarán, no; otra vez, tenemos que interponer reparo al uso irreflexivo de una palabra, pernicioso por su consecuencia de robar una palabra establecida de su sentido establecido, su consecuencia de crear una confusión al aplicar la misma palabra a dos cosas diferentes, la consecuencia de descarriar el conocimiento popular, y la consecuencia de no enriquecer el vocabulario con una palabra nueva para designar una cosa nueva.

Resulta que en Holyhead, no tuvimos la oportunidad, pero en Atha Cliath/Dublin sí tuvimos la oportunidad, de ver - de admirar sería una palabra mejor - el tal catamarán, y catamarán no es. ¿Cómo se puede poner en un mismo concepto las primitivas astutas embarcaciones del océano Pacífico y esta hazaña tecnológica?

No es que los siguientes ensayos sean por encima de críticas, pero tienen la buena intención de ofrecer algo: hidrocarril, hidrotrén, hidrochor, hidrobús, cortaólas. Ah, pero no; eso no va; mejor que catamarán, pero no va ... Oh, he aquí la denominación, y auto-descripción, perfecta: chorríscafo - como batíscafo, alíscafo; o quizás chorróscafo para quedarse más cerca de la descripción exacta; pero, por otra parte, chorríscafo parece más eufónico, con sus tres vocales diferentes y sólo una repetida, en contraste con chorróscafo, con solamente dos vocales diferentes y una de ellas en tres ejemplares. Alternativa que, en la vida real, dependería del dictamen de una preferencia instintiva, manifestada en un uso repetido y multitudinario.

Volviendo a cómo están las cosas, o sea al tiempo afortunadamente tranquilo, con el chorr?scafo lanzado en silenciosa, poderosa, rapidez, alejándonos de Eria, buena y última oportunidad para sacar de su atraso un par de anotaciones iresas finales.

Una anotación atrasada.

Si bien, en su casi totalidad, los topónimos ireses conocidos internacionalmente son ya sea una desfiguración o una suplantación del topónimo autóctono gaélico por el imperialismo inglés - según los ejemplos que ya anotamos, y podríamos anotar muchos más si ello fuese nuestro tema, que no lo es - en el nombre de la ciudad capital de Eria tal como conocido internacionalmente, el nombre gaélico ni este papel de fantasma tiene. Como lo notamos de inmediato al llegar a Eria, el nombre gaélico de la capital es Atha Cliath o, más exactamente, Baile Atha Cliath; obviamente, pues, el fantasma detrás del nombre conocido internacionalmente, Dublin, ni siquiera gaélico es; es vikingo: algo como Dubh Linn o Llynn.

Es de interés, empero, que topónimos tan drásticamente disímiles, Baile Atha Cliath y Dublin, reflejen la común humanidad de Keltas y Nórdicos, y la igual >>>>>>>>