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con espíritu emprendedor después de que la serie hubiese alcanzado fama, copiando, en la realidad, los escenarios que ya existían en los estudios de Hollywood; agregándole, para buena medida, toda clase de atracciones como ser animales para los niños, un trencito para toda la familia, etc. Mientras millones de televidentes seguirán con sus sueños de aquella estancia romántica de tiempos idos cuando todo era mejor, los que vinieron aquí saben que es una empresa de turismo, parte del potente imán turístico del lago Tahoe.

Ahora, mientras seguimos trepando hacia la cresta de esta serranía para pasar del otro lado, nos estamos dedicando a un nuevo tipo de deporte.

Resulta que la carretera está pasando por zonas altas con mucho espesor de nieve, en la cual, para despejar la carretera, tuvieron que cortar una verdadera trinchera, de unos 2,5 metros de profundidad; de manera que se puede observar la interesante estratificación de las varias capas de nieve correspondiendo a cada nueva nevada - con las capas negras de suciedad entre una y otra nevada; así que se puede ver la importancia relativa de cada nevada, y el tiempo relativo que pasó entre una nevada y la otra, y también la intrusión de nieve fresca dentro de las capas más viejas. Es realmente como dedicarse a geología de nieve, o mejor dicho a nevología, es casi como sentirse un científico en la Antártida, solamente que, aquí, se trata de sedimentación a nivel de días y semanas, y allá se trata de sedimentación a nivel de años y siglos.

Después de muchas subidas, otras tantas bajadas, y una subida más, y de muchísimas vueltas por caminos serranos, hemos llegado a otro pueblo asociado con el aura de la vida minera del oeste en el siglo pasado, el pueblo quizás con la mayor asociación de este tipo, Virginia City; hoy, es un lugar de explotación eminentemente turística; pero, con su calle principal bastante bien preservada, o mantenida, o reconstruida al estilo antiguo, no es muy difícil hacer caso omiso de los pertrechos demasiado evidentemente turísticos e imaginarse cómo probablemente era la vida en semejante lugar, en aquellos tiempos.

Estamos bajando del otro lado de las sierras ahora, y bastante abruptamente, siempre en segunda velocidad como freno, hacia la ciudad de Reno. Después de haber recorrido estas sierras durante bastante tiempo, nos damos cuenta de su extensión: no se trata de una hilera o, literalmente dicho, de una cordillera de sierras, sino de una extensión tanto a lo ancho como a lo largo; además, a pesar de no tener elevaciones impresionantes en relación con el nivel del mar, tienen el porte y dan la impresión de cumbres mucho más elevadas de lo que son.

Pasamos por Reno.

Por lo visto, es un mini Las Vegas, en cantidad y en calidad; juegos de azar, sí, pero en menor concentración; público numeroso, sí, pero de menor jerarquía; los talladores, también, más ordinarios; capillitas - entiéndase >>>>>>>>