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Claro que con una copiosa mezcla de chaparrones y sol. Con la ventaja de un despliegue de arcos iris - acortándose, alargándose, apareciendo, desapareciendo; vimos un arco iris completo de tierra a tierra parcialmente enmarcado por otro arco iris.

Una similitud con Iberoamérica, y diferencia con Angloamérica: densas cortinas de árboles como reparo contra vientos predominantes.

Galway, puerto visitado por Cristóbal Colón.

Se dice que Colón rezó en la iglesia de San Nicolás - y una iglesia de San Nicolás indudablemente hay. Empero, decimos nosotros, después de estudiar el asunto, lo que queda en realidad es sólo el sitio de la iglesia de San Nicolás donde se dice que rezó Colón. De esa iglesia de San Nicolás construida por los Anglo-Normandos en 1320, donde se dice que Colón rezó, quedan a lo sumo algunas fundaciones de pilares, incorporadas en la mampostería de la nueva iglesia de San Nicolás hoy en existencia - tantas y tan extensas fueron las modificaciones y reconstrucciones de la iglesia colonense al correr de los siglos. Y no sólo su cuerpo cambió la iglesia que Colón conoció sino hasta su alma misma cambió: en tiempos de Colón, era católica romana, ahora, es católica anglicana - no protestante anglicana, católica anglicana, según nos enfatizó la sacristana.

Cuando le preguntamos a la sacristana cómo puede ser que quede tan absolutamente nada de la visita de Colón, nos dio una explicación perfectamente simple, obvia y plausible: cuando Colón anduvo por este Galway, y sólo efímeramente, él era un total desconocido a quien nadie tenía por qué prestar atención; de manera que fue sólo a posteriori, cuando Colón se volvió famoso, que la gente empezó a acordarse - y para entonces, quedaban sólo recuerdos de boca en boca para la posterioridad.

Hoy, por lo menos, hay, si no un vestigio tangible, un monumento tangible, como adhesión al Quincentenario del Gran Tropezón, una escultura a la epopeya colonense; y no bajo auspicios españoles sino italianos; y no personificando al propio futuro Gran Almirante, sino con solamente un "tema náutico", que el escultor irés materializó en un pájaro de mar.

Queda la pregunta principal: ¿qué vino a hacer Colón a Galway, en 1477? Seguramente no vino tan lejos sólo para rezar. ¿A espiar acontecimientos transatlánticos antiguos, o aun contemporáneos, como se sugiere?  Tal vez.

Pero sabido es que, en el siguiente siglo XVI, Galway iría a florecer en una poderosa ciudad-estado sobre una base económica de comercio marítimo con ... España, especialmente en vinos. Ahora bien, esos fructíferos contactos comerciales marítimos, antes de su apogeo, tienen que haber tenido sus raíces en tiempos anteriores, en el siglo XV, y ¿no podría ser que Colón - quien con algo tenía que sostener otras necesidades de la vida que su idea fija - haya >>>>>>>>