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/¯\ Felizmente, también conseguimos el nombre y la dirección de la directora de la Sociedad Arqueológica local, en otro sitio de Vermont, lo que mantiene la esperanza de poder obtener, tal vez, datos totalmente exactos y utilizables.

/¯\ También, hay dos sitios como ningún otro; porque no tienen cámaras/ bodegas/oratorios; porque, por ende, son a salvo de la controversia colonos-ingleses/colonos-celtibéricos atinente; y porque tienen, cada uno, una escultura que nadie puede atribuir a colonos-ingleses-pos-colonenses.

En un sitio, hay un torso de mujer, sin cabeza, ni brazos, ni piernas, que los proponentes de los viajes transatlánticos celtibéricos y cartaginenses llamaron la Venus de las Nieves.

En el otro sitio, hay un relieve tallado en una roca como un escudo compuesto de un arma y de una planta, escudo que tiene sus homólogos, se dice, en Portugal, de la misma manera que la mesada sacrificial que vimos en Mystery Hill tiene sus homólogos también en Portugal.

Lamentablemente, estos dos sitios son tan secretos por temor a vandalismo que sólo tres personas jamás fueron ahí, el descubridor, y luego, el descubridor, un fotógrafo y un escritor.

Logramos identificar y localizar las tres personas; pero, muy lamentablemente, el descubridor, que estaría dispuesto, en consideración del significado de esta Expedición, a revelar el secreto y enseñarnos los vestigios escultóricos, ahora vive en Alta California; el escritor también vive ahora en Alta California, además no sabría regresar porque sólo siguió al descubridor, además está de salud muy precaria después de un ataque cardíaco; y el fotógrafo, si bien sigue viviendo aquí, en el este, tampoco sabría regresar porque él también sólo siguió al descubridor.

Nos preguntamos cómo es posible que sitios tan osados, cualesquiera sean los argumentos a favor o en contra, dependan del conocimiento de una sola persona; cómo es posible que se tome el riesgo de que, con la desaparición del único conocedor, estos sitios naufraguen otra vez en la nada. ¿Es así que se crean las historias tan impalpables que se las considera mitos sin fundamento hasta que, siglos más tarde, alguien descubre que son realidades?

Así son las cosas.  Y ahora, ¿qué?

Vamos a viajar directamente a la Sociedad Arqueológica local en Vermont, con la firme esperanza de sacar algo en limpio.

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