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agotó el dinero. No puede gastar un centavo más hasta que se cumplan ciertos requisitos legales que no tienen curso y desenlace predecibles porque dependen de confrontaciones legislativas referentes a la tremenda deuda del gobierno. Vaya sorpresa. Y eso tiene que ocurrirle, y ocurrirnos, justo para nuestra llegada a su ciudad capital.

Y ahora ¿qué? No hay otro remedio que animarnos a asentarnos en una calle - ya que en un estacionamiento de mercado o de expendio de nafta sería demasiado desear en una ciudad - en una calle a pesar de la infame fama de Washington. Quizás en el barrio de las embajadas o en los barrios residenciales lindantes, salvo que, ahí, nuestro peligro, o por lo menos nuestra amenaza, podría ser más bien la policía que los malhechores.

Sí, encontramos. Y más de lo que teníamos el derecho de esperar. Un estacionamiento de mercado en un barrio residencial, el barrio residencial del distrito federal, incluso con un dosel de ramas sobresaliendo de una propiedad vecina; con permiso, naturalmente, del gerente. Aquí, estaremos muy bien; por lo visto, y por lo hablado - no solamente con un único parroquiano sino, por la duda, con varios parroquianos: la violencia de Washington, unos 400 asesinatos en los primeros diez meses de este año, según escuchamos, no tiene repercusiones en este augusto barrio.

A cenar y dormir.

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 DwC No sorprendentemente, dada su ubicación, este supermercado tiene, entre su clientela, una alta proporción de diplómatas.

Se ve por la proporción de coches con placas diplomáticas. No es de sorprender, dada la proporción de diplómatas entre su clientela, este supermercado ofrece un abanico de comestibles desde caviar hasta tofú.

En cuanto a nosotros.
•Hoy, para cena, tendremos una mezcla de verduras como no tuvimos en una eternidad: zanahoria, morrón, pepino, tomate, lechuga, cebolla, apio, eneldo, endivia, berro, brotes de porotos, y hongos. 
•Mañana y días siguientes, tendremos desayuno con dos tipos de pan negro, importado de Alemania, sin aditivos, conservantes, colorantes, y sin grasas que no sean las naturales de los granos.
•Y algún día, tendremos la rarísima delicia (rarísima en Vespuccia) de riñones de ternero y sesos de ternero. Lo más aproximado que se consigue sin demasiada dificultad en Vespuccia es hígado de vaca, pero no fresco sino congelado. Una vez, Božka preguntó, en Shallotte, si podrían conseguir riñones. Le preguntaron si era para el perro.