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City Philarmonic Orchestra"; y por qué, entonces, con todo desenfado, despreciar en inglés, "Mexico City Philarmonic Orchestra", y no respetar por igual, en castellano, (aunque sea con laboriosa pronunciación) "Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México"? - ¡Cuando, por colmo, el castellano se pronuncia tal como escrito, mientras que hay que saber, que esta "ch" francesa de Orchestre no es la "ch" francesa común, que no se pronuncia lo que parece ser sino como "q"! ¿Por qué el francés merece, y el castellano no merece, el esfuerzo y respeto?

~ Otro caso de violencia sintomática de una sociedad: un obrero caminó por su fábrica disparando un rifle de asalto sobre quién aparecía a la vista: siete muertos y catorce heridos entre sus compañeros de trabajo. Además, llevaba tres otras armas.

~ Otra creación de una confusión, primero sonora y luego conceptual, para empeorar el inconceptualismo vespucciano; todo, por culpa de defectuosa elocución de locutores profesionales. En este caso, un país famélico (últimamente en la noticia), en inglés profesionalmente defectuoso "Hungry", cuando, en realidad, de "Hungary", Hungria, se trataba - y no por cosas de hambre.

~ Cuando escuchamos, en México, el caso de nafta transportada en el mismo tanque donde recién se había transportado diésel, fue con un horror instintivo inmediatamente temperado con fatalismo racional - después de todo, qué hacen unas gotas de diésel en kilolitros de nafta. Y nunca, entonces, hubiésemos soñado que, un día, escucharíamos en la radio vespucciana el caso, en Vespuccia, de productos comestibles líquidos (jugos, aceites de cocina, vinos) transportados en tanques después de productos químicos.  Pero así escuchamos.

~ También escuchamos de la adulteración de jugo de manzana por una de las empresas más conocidas de Vespuccia para su venta no sólo en exportación, lo que no sería tan extraño, sino también en el propio país.

~ Por una radiodifusora del estado de Carolina del Sur, cerca de aquí: hay 20/oo de analfabetismo en su zona.

■ Durante todo este tiempo, también tuvimos contactos accidentales con la prensa.  He aquí con qué tropezamos.

Algo que ponderar por aquellos no satisfechos con un desarrollo civilizado, y que sueñan con las glorias del superdesarrollo.

¬ A mediados de los años 1960, se creía que, a mediados de los años 1980, Vespuccianos trabajarían sólo 22 horas a la semana, o sea 27 semanas de las 52 semanas del año, todo, gracias a su superdesarrollada alta tecnología; y se consideraba doctamente cómo solucionar el problema de cómo ocupar tanto ocio.

¬ Ahora que la década de toda esa alta tecnología está acá, que invadió hogar y trabajo, y enloquece a los niños en sus juegos - las horas laborales >>>>>>>>