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Hoy, 27 de octubre.

Primer día del octavo año de esta Expedición.

Listas las fotografías, pues. Palabras abismalmente inaptas para el tremendo trabajo realizado, mucho más allá del planeado; y para el tremendo tiempo dedicado, mucho más allá del previsto.

Las 4.000 fotografías previstas. Los trabajos de clasificación y diversas numeraciones atinentes. La apreciación del valor documental, a veces endormecido debajo de nuestras memorias.

A veces, el descifrado de fotografías-misterio; como ser aquella espiral que parecía ser el interior de una concha cortada por la mitad pero que no nos acordábamos haber tomado; que, luego, nos pareció la cabeza de un cabro, completa con su poderoso cuerno, "y, sí, aquí está el ojo", pero que tampoco nos acordábamos haber tomado; y que, finalmente, identificamos - refiriéndonos por fin a los pormenores escritos que tenemos de cada fotografía tomada pero que preferimos no consultar en vano porque es más divertido tratar de acordarse - como la cabeza de un tigre, la estatua de una cabeza de tigre, fotografiada en la oscuridad de una bóveda de iglesia con la luz de una linterna de mano - la ilustración de que felinos no son la exclusividad de las feroces religiones precolonenses.

A veces, el interés de observar una fotografía de un bajorrelieve maya, ora sobresaliendo en relieve pero ora hundiéndose en intaglio según los involuntarios cambios de una ilusión óptica.

En un caso, un bajorrelieve nos apareció en las dos formas a la vez - un pájaro fotografiado en una tumba, con un ojo apareciendo en relieve y un ojo apareciendo en intaglio - muy extraño.

Una vez - en la fotografía de un relieve inmortalizando un personaje con tocado ceremonial, fotografía vista, por casualidad, al revés - el descubrimiento de otro personaje, con tocado ceremonial, totalmente indiscernible en la piedra esculpida salvo que uno se parase en la cabeza, personaje de indumentaria y prestancia, hasta de raza, totalmente ajenas a aquellas del personaje obvio.  Curiosísimo.

Nos mandamos hacer una segunda copia de esta fotografía para ver, lado a lado, la versión bajo para abajo, con un personaje, y la versión bajo para arriba, con el otro personaje, y la cosa no es frívola. (Se puede ver las dos fotografías en la página 3555.)  El relieve es olmeca y los dos personajes podrían tener ramificaciones arqueológicas.  Bien curioso.

Una vez, el descubrimiento, en la fotografía de la oscura profundidad de un bosque - medio misteriosa, hay que reconocer - de una fantasmal forma humana sentada en levitación, en el aire entre los árboles. ¿Sería fácil propagar el rumor de una aparición?

Y todo ese largo, paciente, hercúleo, trabajo, no sin su cascadeo de problemas.