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vista, no poco sorprendente en México, de una autopista - no sólo nominal sino funcional: dos carriles en un sentido, dos carriles en el otro, y una ancha medianera. También tenemos a la vista grandes carteles del gobierno ensalzando la construcción de esta autopista "y otras hacia el año 2000", denotando un espíritu de iniciativa con miras hacia el futuro. Qué beatitud es viajar sin tener que medir cada centímetro a la derecha y a la izquierda en un pavimento demasiado angosto, sin tener la vista clavada en el pavimento, en detección desesperada de algún rompemuelle asesino. Nos sentimos ya en Vespuccia sin haber cruzado todavía a Vespuccia.

Ciudad de Chihuahua.

La ciudad que Pancho Villa conquistó con sus hombres disfrazados de campesinos yendo al mercado. Hoy, probablemente ya no lo haría: ¿qué hijo de los libres campos y vientos y pensares se codearía con tanto gentío y se intoxicaría con semejante contaminación?

Por otra parte, esta ciudad de Chihuahua nos mantiene en un estado de sorpresa - y lo más sorprendente es que es de sorpresa agradable, positiva.

En orden de percepción por parte nuestra: calles anchas; limpieza casi buena; avenidas super-anchas, a veces con camellón central adornado de vegetación; nombre de las calles, en lujosos rótulos modernos, limpios, superlegibles, como si fueran de carretera; varios grandes supermercados con grandes estacionamientos; luces amarillas intermitentes empotradas en carteles de velocidad máxima en la vecindad de escuelas en vez de los odiosos rompemuelles; una notable pulcritud en una notable cantidad de negocios; una gran biblioteca pública en ubicación prominente.

Parece que es por todo el estado de Chihuahua, tanto sus campos como su capital, que sopla un espíritu diferente. Estamos contentos de conocer este pedazo diferente de los demás pedazos del mosaico mexicano. Todo lo cual no impide la agraviante, asesina, contaminación.

También notamos bastante paraborígenes de un tipo característico diferente del común en otras partes de México; ellos también, pulcramente vestidos.

Está por anochecer, a ver si encontramos dónde pernoctar en los campos.

Sí, encontramos, y con suerte, en un lugar bien tranquilo.

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