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cuán diferente, de noche; o tres dioramas de selva, uno, en el tercio inferior, a lo largo del suelo, uno, en el nivel medio, y uno, en el dosel; según nosotros mismos vimos y sentimos, en la vida, el calor, la humedad, el misterio, reales de las selvas vivientes.

CM Estación Pino Suárez del tren metropolitano.

Encuentro insólito: una pequeña poliplataforma circular descubierta durante la excavación de la estación. Visualmente, bien nada, pero de función bien importante. Un recordatorio - como ningún museo puede serlo, ningún sitio arqueológico puede serlo a tal punto - de que los quehaceres, las alegrías, las penas, especialmente los anhelos, las esperanzas, de estos individuos que, hoy, están hormigueando aquí, ya estuvieron aquí igualitos, igualitos, en individuos anteriores, y más ampliamente en sucesivas capas de individuos - capas que son bien otra cosa que capítulos en un libro, casillas en un museo, disecando la humanidad en culturas, porque son olas afectivas en un mismo océano humano.


La estación

El tren metropolitano mismo merece una mención.

Se paga con tarjetas magnéticas; casi regaladas: con su importe se puede comprar diez litros de leche, treinta kilogramos de manzanas. Tiene ruedas de goma. Tan automatizado que, según nos enteramos, automáticamente corre, reduce velocidad, para, abre y cierra las puertas, sale nuevamente. El conductor-observador tiene por solo trabajo mantener una mano afianzada en un interruptor de manera que, aun en el peor de los casos - o sea que él se desmayase, el peso de su mano inmobilizaría toda la línea del metro - el tren y todo lo demás. Será cierta la automatización; pero la música de fondo que se dice que se difunde en las estaciones, no la escuchamos.

CM El Pedregal.

El importante derrame de lava ocurrido cuando ya había ocupación humana de la zona, ahora, a su vez, en buena parte cubierto por el crecimiento de Ciudad México, pero advertencia no, por ello, menos siniestra de que la historia se podría repetir, con resultados, esta vez, infinitamente castastróficos.

■■ Lava todavía a la vista, muy interesante: textura externa, muy variada, como tejido de punto, piola, soga, a veces uniéndose en cabo como de sisal; estructura interna, o sea a sólo 20/30 centímetros de profundidad, como esponja petrificada.

■■ Barrios residenciales sobre la lava. Son una re-edición, a muchos siglos de intervalo, de los barrios residenciales periféricos de Teotihuacan - por lo fortificado, y no por cercos o muros sino por murallas infranqueables.



Aquí, pared siguiendo la lava

Se podía haber utilizado el potencial de pelar la superficie texturada de la lava para revestimientos decorativos, ya que tanto de su belleza al natural >>>>>>>>>>>>>>>>