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reducir las luces para indicar civilizadamente el cierre sino apagar totalmente y de golpe, y dejar los visitantes en 99/oo de oscuridad (o sea salvo la luminosidad filtrando por la puerta); más bien increíble todo ello; e increíble desde otro punto de vista también: la mejor oportunidad y el mejor momento para robar algo.

La calamidad de estos baños públicos nos hace acordar de los baños del ministerio de quién-sabe-qué donde tramitamos la prórroga vehicular: la mismísima calamidad - y peor, por la idiotez de los arquitectos: entre la puerta y el asiento de cada cubículo, absolutamente sin lugar para otra cosa que quedar parado inmóvil. En ambos casos - en el ministerio y en Teotihuacan - ni se habla, además, del deterioro de las puertas, de la falta de asientos, de la ausencia de papel, de los montones de papeles (de diario, de facturas, de sobres, de cualquier cosa) ensuciados, maculados, por, es evidente, qué, en el suelo en los rincones de los cubículos.

Comentamos estas observaciones con un par de guardianes. Ambos pusieron caras como que no era nada nuevo para ellos, y uno expresó una mezcla de queja y contrición: "Y Ustedes no saben qué lucha tenemos nosotros con eso; es que los Mexicanos son unos chanchos. Falta de educación. Con los Gringos y los Europeos es otra educación." Para levantarles la moral ante tanta sinceridad, dijimos: "Pero en Uxmal, en Chichén Itzá, todo está limpio." "Sí, nos dijeron, porque en Uxmal y Chichén Itzá no hay Mexicanos o son los pocos con educación, y hay muchos extranjeros."  Irrebatible verdad.  Eso, lo vimos nosotros.

Y ningún sitio adonde refugiarnos para la noche y olvidarlo todo.

Pero sí; se nos ocurrió un refugio - regresar a Acolmán; ah pero no por la penitencia de los rompemuelles sino probando por una "autopista" hacia (pero no hasta) Ciudad México, con la esperanza de una salida a Acolmán.

Y así ocurrió. Estamos de vuelta en Acolmán de Netzahualcoyotl, refugiados de Teotihuacan, el pueblo, y de Teotihuacan, la entrada a las ruinas. La "autopista" resultó ser, en realidad, una carretera de un solo carril en cada dirección, donde el tráfico se acumula detrás de cada camión arrastrándose. Ah sí, y otra incredibilidad a agregar a las demás incredibilidades del día: el cartel de salida a Acolmán, en vez de encontrarse a 100 metros antes del desvío (¿ó 50 - ó 10 - ó 5?) se encuentra ... después de la bifurcación - cuántos metros, no pudimos juzgar en el apuro de la sorpresa.

Ay, la maravilla de las autopistas de Miami. ¿Diferencia? Sesos. No dinero; sesos. Pero ¿por qué estamos siendo tan criticones?; ¿cuántas, incontables, veces, en México, y en varios otros países, nos enfrentamos ya con carteles indicadores, a 100, 200, 300 metros - 500 metros ... más allá de donde se >>>>>>>>