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Es increíble cómo ciertas personas nacieron para fama. Guillo el Mocoso nació en noviembre de 1860 y fue matado en julio de 1881, o sea antes de cumplir su vigesimoprimer aniversario.

Naturalmente, hay otras tumbas en el cementerio - pero no existen; están abandonadas, decaídas, ignoradas, aplanadas; la única presencia, hipnótica, en el cementerio durante estos últimos cien años debe de haber sido la tumba de este Billy the Kid.  Cerca de Fort Sumner.

Está  anocheciendo, pero seguimos viaje un rato más para encontrar donde pernoctar.

En contraste con todos los estados y hasta las provincias que visitamos hasta ahora, donde el ambiente es, que más que menos, el mismo, como diferentes partes de un mismo país, aquí, en la parte de Texas que ya atravesamos, y más todavía en lo que vimos hasta ahora de Nuevo México, uno realmente tiene la sensación de encontrarse en un país totalmente diferente, de haber pasado de un país a otro.

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Pasamos la noche en otro parque estatal. Inclusive este parque estatal pareció de otro país. La mesa y los bancos de cada sitio, en vez de estar así no más al aire libre, tienen, cada grupo, su protección contra la intemperie; y lo que, en otras partes, si existiera, sería probablemente solamente un tingladito con cuatro postes, aquí es una estructura de ladrillos y revocada por encima; un total cambio de ambiente.

Hablando de ladrillos, ayer, vimos nuestro primer horno de ladrillos en todo lo que va de esta Expedición.

Anoche, al prender la radio para nuestra cena, descubrimos que las estaciones de este país deben de tener, todas, una sola cinta de sus programas y que deben de mandársela sucesivamente. Anteayer, escuchamos durante nuestra cena un concierto con Firkušný y Kubelík, naturalmente con los comentarios del caso por el locutor de la radio. Y anoche, escuchamos el mismo concierto por el mismo Firkušný y el mismo Kubelík y con los mismos comentarios del caso, palabra por palabra, por el mismo locutor. Nos preguntamos si, esta noche, lo escucharemos una tercera vez en un tercer lugar. Y el mismo caso ya ocurrió, hace tiempo atrás, pero como era la primera vez, no le habíamos dado importancia.

También anoche, al prender nuestro detector de radiaciones nucleares, éste empezó a reaccionar más a menudo y más fuertemente que lo había hecho jamás hasta ahora. Por momentos, daba señales de una concentración de radiaciones cuatro veces más intensa que la básica que siempre existe en el ambiente.