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También de interés, esos murales, porque algunos están todavía en estado de bosquejo - si bien, se nos dijo, nunca más se terminarán (acaso resultado de la susomencionada decrepitud general).

De paso, vimos el palacete de Cortés, frente a lo que, hoy, es una populosa plaza - sin lugar para apropiada amenidad urbanística de ningún tipo en el barullo de hoy en día.

Más bien un ex-palacete de Cortés: fue iniciado en 1521 (sin perderse un instante después del aniquilamiento a sangre y fuego del imperio azteca) lo que lo hace saber a muy antiguo; pero luego sufrió muchas reformas, y la última, en 1970; así que, quién sabe cómo era el palacete original frente a la plaza original.

La parte de la plaza más cercana al palacete muestra vestigios de fundaciones que, por su apariencia, podrían ser cualquier cosa, pero que los arqueólogos nos dicen ser partes de la fundación de la "pirámide" (ya sabemos cómo interpretar este desatino), del zigurat, pues, de los Tlahuicas, paraborígenes locales bajo los Aztecas cuando la invasión española, zigurat mandado arrasar para construir el palacete en el lugar - no por falta de espacio en otra parte sino por exceso de saña destructiva.

También, en la propia entrada al palacete, se descubrió, y se dejó en descubierto, un entierro con un esqueleto que parece tener frío, o sea en posición fetal lateral - un entierro, tal vez sacrificial, en la fundación del ex-zigurat.

A un costado del palacete, hay una estatua (de Morelos) que se puede definir como macro-estatua multilítica, o sea una estatua inhabitualmente grande esculpida no en un monobloque sino en un bloque construido de piedras, con las juntas entre las piedras, lejos de escamoteadas, destacadas como motivo de originalidad.

El palacete, tal como está, tiene cierta semejanza estructural con el palacete del hijo y otros deudos de Cristóbal Colón en Santo Domingo.

Otra cosa no tuvimos el tiempo, y menos las ganas, de buscar; escapamos de Cuernavaca a nuestro refugio en el barrio habitacional. Y aquí estamos. ¿Qué hacer mañana?

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¿Qué hacer esta mañana? ¿Volver a Cuernavaca, a buscar otro taller de hojalatería? No en Cuernavaca. Y cosa vital no es. Pero ¿y el lavado de ropa, que no admite más dilación?  ¿Qué hacer?

Ahá, brillante idea: volver a Chalcatzingo; al ranchito donde el dueño de casa, en vez de llamar la policía, nos ofreció sin que nosotros nada le hubiésemos pedido, agua de su pozo - todo un lujo en una zona, y un país, y un >>>>>>>>