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Y ahora, hacia la ciudad de Cuernavaca.

Pasando por el pueblo de Cuautla - a la mexicana: infierno aural de escapes libres, infierno olfático y visual de contaminación libre.

Ah pero, según nos dijo orgullosamente un Mexicano a quien comentamos la cosa, es que México es un país libre y soberano, y cada cual hace lo que quiere. La misma idiotez escuchada en el aeropuerto de Guatemala. Esa gente tendría que probar un país libre y soberano, y con libertad individual garantizada por una constitución - donde todo está estrechamente dictadurado por una metralla de prohibiciones y obligaciones, hasta, en ciertas partes, la manera, según hemos visto, de defecar de los perros.

Ah sí, y la indignidad de los rompemuelles, con el hi-iap de la trepada y el bu-rum de la caída; cada vez, nos preguntamos qué ocurre con vehículos de emegencia cuyo tiempo se mide en segundos como ser bomberos y ambulancias.

Nos salió mal el cálculo. Pensábamos pernoctar en algún pueblito a unos 20-25 kilómetros de Cuernavaca, pero pueblitos no hay; barrios habitacionales (en contraste con residenciales) sí hay, los arrabales tentaculares de Cuernavaca. ¿Tratar de llegar al centro de Cuernavaca, acaso al zócalo? Definidamente, no; viajar de noche, aun por avenidas y calles urbanas, es, en ciertos países, y en México en primera fila, tomar un riesgo idiota. Es cierto riesgo, se podría decir, aun de día.

En un callejón de un barrio habitacional pues pernoctaremos.

¿Por qué será que un ranchito, aun hecho de materiales de oportunidad, entre una milpa y un matorral, es más señorial que estos cubículos aun con sus armazones de hormigón y paredes de ladrillos, enhebrados a lo largo de calles desgraciadas, por qué será que el ocupante del primero, aun cuando sin electricidad y muchas otras cosas, es un rey, y que el ocupante del segundo, aun con televisor y muchas otras cosas, es un engranaje?

Y cuántos niños - una alfombra, una marea, de niños, especialmente desde menos de 3 meses a 5-7 años de edad, qué barbaridad. Con razón se escucha repetidamente por radio el refrán "menos hijos para darles más" - pero, aparentemente, sin resultado.

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Noche tranquilísima.  Hacia Cuernavaca.

\CV/ ¿Eso, Cuernavaca, la ciudad de distinción, el imán turístico local?

Aun cuando un millón de personas dijera que una cosa es verde, si la vemos >>>>>>>>