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\OX/ En nuestro nido de águila - ¿dijimos ya que Monte Albán se  encuentra a unos 2.000 metros de altitud? - observamos lo siguiente.

/¯\ Alrededor de nuestro nido de águila, hay grandes colonias de arañas; arañas muy tejedoras; grandes y numerosas telarañas prolijamente extendidas en cualquier espacio disponible como encajes puestos a secar por una lavandera por mayor.  Excelente oportunidad para observar muchas cosas.

*La paciente inmovilidad de la araña en el centro de su tela.
*Su habilidad en reconocer si vibraciones en la tela son producto de un insecto suculento, o sólo el engaño de un observador con un tallo de pasto - acaso sea por el zumbido u otro ruido del insecto y falta de zumbido en el tallo de pasto.
*Su rapidez de reacción cuando es insecto, para alcanzarlo antes de que el morsel pueda zafarse - salvación que parece muy improbable por cómo se pegan los hilos arácnidos a cualquier cosa - menos las patas de la araña. (Nos encantaría saber por qué las patas de la araña son inmunes.)
*Su dexteridad, más apropiadamente ambidexteridad, para enrollar un capullo inexorablemente inextricable, inablandable, alrededor de la víctima, como una momia (egipcia - ya sabemos que las momias andinas no son así), pero momia con vida, para luego dedicarse tranquilamente a una libación de sangre caliente a través del capullo.

Frecuentemente, hay una araña satélite, mucho más pequeña que la corpulenta en el medio de su tela, apostada en la punta de uno de los hilos sustentadores de la tela. ¿Qué espera? A juzgar por la naturaleza de la naturaleza, debe de esperar una oportunidad de apropiarse de comida o de compañerismo.

Una mañana, nos despertamos con una rueda cargada con un capullo blanco indespegable, a no ser destruyéndolo; en el interior del capullo, una bola amarilla; a su lado, una araña.  ¿Una clínica de maternidad?

Pero lo más extraordinario es la construcción de la telaraña.

Tuvimos amplia oportunidad de ver cómo una araña, avanza en espiral centrípeda o sea en cruz con los hilos radiales, por distancias precisas; agarra y estira con una pata cada hilo radial de la futura tela; inclina su abdomen hacia precisamente un lugar exacto en el hilo radial; y pega ahí el trecho de filamento que estaba secretando en camino; y libera el hilo radial de su pata para dejar todo bien tensionado. No se puede hablar, en realidad, de tela tejida, más es tela soldada, como modernos filamentos de plástico pegados con puntadas electrónicas. Varias veces observamos lo anterior tempranito de madrugada, cuando el aire está todavía quieto, las telas inmóviles, brillando mejor, a veces en colores del prismo, en los rayos del Sol naciente.