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Puente de hormigón, volado por los guerrilleros; puente de hierro, construido por encima ... y con guardia militar; nos desata recuerdos de los puentes dinamitados en Guatemala, en nuestro primer cruce de ese país.

Patrullas militares, de vez en cuando.

Otro puente; con sistema defensivo a ambos extremos; además, provisto de poderosos proyectores en su medio, dirigidos al río para evitar ataques por agua de noche.

Poquísimo tráfico; demasiado poco, a nuestro gusto; cada vehículo en sentido contrario es bienvenida señal de que, en los próximos hectómetros o kilómetros, no hay problema.

Otro puente; defendido idénticamente.

Desde el pueblo de Tejutla, la topografía se fue des-angostando, y el ambiente, des-angustiando; el asfalto mejoró a casi bueno, incluso bueno; toda tierra utilizable, hacendosamente utilizada en cultivos y pastajes.

Podemos empezar a pensar en nuestra próxima meta ... otra ruina; de la cual nada esperamos, pero quién sabe - así son las incógnitas de esta Expedición; además, otra cosa, por aquí, no hay.

Cihuatán, o Sihuatán - las ruinas.

Poco esperábamos y poco hay. En superficie, son bastante extensas, varias hectáreas; pero, en altura, no pasan de fundaciones, salvo una cancha de pelota algo despejada, y una plataforma, probablemente múltiple, por su altura, pero, en realidad, indiscernible bajo su manto de maleza; ambas - cancha y poliplataforma - del mismo tipo aparentemente universal en todos los sitios de esta parte de América.  Realmente sin interés.

Qué hermoso sería quedarnos aquí mismo para la noche, en la soledad. Quizás sería más seguro que en el pueblo vecino, Aguilares, porque el pueblo, o algo en él, puede ser blanco de ataque, mientras que, acá, no hay razón que siquiera alguien venga; pero, por otra parte, aquí, a más de la incógnita de los guerrilleros, podemos hacernos sospechosos al mismo ejército o podemos encontrarnos entre los dos bandos, así que, en la duda, no podemos tomar el riesgo.

Al pueblo, pues.

Aguilares. Un hormigueo de gente en condiciones precarias, con casuchas hasta en las dos franjas de derecho de vía de la carretera, apretando hasta el asfalto de ambos lados. Una patrulla militar. Realmente no recomendable para la noche.

Felizmente, encontramos un patio cerrado donde pernoctar.