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El camino parece una reminiscencia final de ciertas rutas en el Perú, ciertas rutas de la Patagonia, de otras rutas similares.

Por otra parte, el ambiente vegetal parece una mini-Amazonia: una ex-selva, o restos de selva, en varios grados de desmonte, de utilización precaria para pastajes naturales y cultivos rudimentarios (como ser maíz plantado a palo, por grano individual en hoyos individuales, entre restos de selva mal quemada, en terreno frecuentemente asombroso por lo pedregoso y escabroso); o ex-selva, al contrario, en varios grados de re-crecimiento.

Por una de esas inexplicables operaciones mentales - ¿por qué aquí, en esta situación inestable y atareada, y no antes? - se nos alumbró en la mente la imagen de Tical, mejor dicho del símbolo popularmente más tangible de Tical, el acrozigurat templario I, y, en retrospectiva, se nos impuso este acrozigurat como el último eslabón de culminación en la larga cadena evolutiva de plataformas desde Tamuin, incluso desde los túmulos de Vespuccia. No tendrán todas estas elevaciones artificiales relación cronológica o evolutiva, pero en ese orden creciente nos tocó, muy ilustrativamente, descubrirlas.

La tregua de 36 horas no cumplió 37.  Llueve.  Muy fuerte.

El camino, muy felizmente, queda firme.  Qué alivio.

Anochece.  Pernoctar al borde del camino.  Amainó la lluvia.

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Esta mañana, no más lluvia, pero el reptar bajó a 15 kilómetros por hora en primera; no sabemos por qué, porque, visualmente, no se nota diferencia en el camino, pero el comportamiento del vehículo es lo que manda. Y hay una mayor cantidad de pasarelas de maderos, pomposamente denominadas puentes, para el tráfico vehicular, muy a la manera amazónica; como estas pasarelas de maderos están mojadas y barrosas - y sin barranda - hay que pasarlas con triple cuidado para no deslizarse hacia una caída catastrófica.

La topografía se ha vuelto, más alomada donde estamos, y serrana en la distancia.

Aparecieron unos puestos militares de vigilancia, algunos desde lo alto de las lomas, otros, desde atalayas.

Y ahora, en este caserío, muchos hombres están armados. Preguntamos por qué: por la guerrilla.

Alcanzamos las serranías; no muy altas en metros pero muy revueltas - con las subidas y bajadas y curvas del camino a tono, lo que en nada simplifica el >>>>>>>>