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o  En las más grandes, se coloca el tambor de goma, o lo que parece ser un tambor, en una prensa que dobla hacia el centro las dos circunferencias extremas del tal tambor para que tomen la forma de las paredes de la cubierta - en esta operación, y para que no se hunda toda la estructura de la cubierta, se coloca adentro del llamado tambor una cámara de goma llena de agua caliente a presión.

   Cuando la cubierta sale de esta prensa, ya en forma de cubierta pero todavía sin los dibujos, o sea con la superficie totalmente lisa, se la coloca en otra prensa, una prensa de moldeo y vulcanización, donde, bajo presión, y con la única intervención de calor en todo el proceso, se la vulcaniza, o sea que se unifican en una sola pieza todos los componentes y capas que se había ido agregando en el proceso de fabricación; y se la moldea, o sea que la goma que, hasta entonces, formaba una capa uniforme y lisa alrededor de la cubierta, se vuelve más gruesa o más fina para formar los dibujos.

o  En las cubiertas menos grandes, la transformación de la forma de tambor en la forma de cubierta, y la vulcanización, y el moldeo, se efectúan en una sola operación.

Aun cuando mucho se hace automáticamente, nos sorprendió la cantidad de trabajo manual necesaria en la fabricación de cubiertas.

Nos sorprendió enterarnos de que el color de las cubiertas no tiene que ser negro.  El color natural de las cubiertas sería amarillo sucio.

Como consecuencia de nuestra visita de esta fábrica, también nos enteramos, a grandes rasgos, de la historia de la goma y de la invención de las cubiertas neumáticas.

El que cree que basta hacer una incisión en un cierto árbol y se consigue goma manufacturable está muy equivocado. Es cierto que la humanidad conocía la goma natural que exuda de ciertos árboles, desde tiempos inmemoriales; es cierto que los Egipcios y los Etíopes antiguos ya tenían pelotas de goma como juguetes o artículos de deporte; y es cierto que aquí mismo, en América, los Mayas y los Aztecas también tenían los mismos artículos para los mismos propósitos; pero el uso de la goma natural tal como mana de los árboles, para cualquier otro propósito, es absolutamente imposible.

Los paraborígenes americanos habían tratado de hacer zapatos de goma natural; se les deshacían. Luego, los invasores españoles y portugueses trataron de utilizar la goma natural para impermeabilizar sus ropas, pero, apenas apretaba el Sol, se les deshacía todo.

Era una situación tan desesperada que durante varios siglos se abandonó la idea de darle uso práctico a dicha substancia.